¡Cómo nos gusta este pedacito de historia que es la Biblioteca Marvel de Panini Cómics! Y de las que hemos tenido la oportunidad de leer y descubrir, quizá sea la obra fundacional del univero Marvel, Los 4 Fantásticos, la que más nos está gustando. Con el paso de los números y volúmenes, además, uno acaba por habituarse a los modos de mediados de los años 60 y resulta más fácil abstraerse de sus defectos para disfrutar aún más de sus virtudes.

«¡Esa banda de la calle Yancy siempre le ataca los nervios!«

Defectos que ya conocemos y que se resumen en dos: una visión de la sociedad que, en general, hace años que quedó superada y una narración que abusa de subrayar lo evidente.

Así, metidos ya en harina, la portada de este séptimo volumen presume de la vista de una vieja cara conocida de los imaginautas: Namor. Aunque lo irónico es que el atlante ni siquiera es consciente de que está compartiendo aventura con Reed y compañía. ¿Que cómo es posible? Tendréis que descubrirlo leyendo el tomo, pero la solución elegida por Jack Kirby y Stan Lee es de lo más ingeniosa y les da la oportunidad de cerrar una cuestión amorosa que llevaba tiempo en el ambiente.

Otro soberano que vuelve a las andadas es el Hombre Topo, aunque su amenaza finalmente no es sino el detonante que nos permite poner cara al padre de Sue y Johnny. Aquí el espíritu de culebrón de las aventuras de la época sale a relucir en todo su esplendor. Protagonista de un relato trágico donde los haya, el efímero personaje (apenas lo vemos en dos números) deja una gran huella en los personajes. Los padres tienen en estas aventuras un profundo espíritu de sacrificio, como demuestra el Sr. Gideon, uno de los enemigos a los que hacen frente los imaginautas en estas páginas.

Sin más súper poder que el dinero (que es el mayor poder de todos en el mundo que vivimos), este personaje se cacarea de poder comprarlo todo y que en poco tiempo sería la persona más poderosa del mundo. Ni el tío Gilito, el Sr. Burns y Tony Stark juntos tendrían tanto dinero como este avaricioso personaje. Pero si algo nos han enseñado en Marvel Comics es que ninguno (bueno, muy pocos) de sus personajes son malos por naturaleza. Hasta el más ruin de los villanos tiene unas motivaciones y tiene un corazón. Y es el corazón lo que condena (o salva) al personaje.

Estas páginas sirven también para ver los orígenes de Hombre Dragón y nada menos que la reina de los inhumanos, Medusa, aquí bautizada como Madame Medusa y miembro de unos incipientes Cuatro Terribles. Lo que son las cosas, una de las mayores aliadas de los imaginautas, que no solo ha intimado con alguno de ellos (Johnny fue su consorte una temporada), sino que ha formado parte del grupo como integrante de pleno derecho, inició su trayectoria intentando derrotarles.