«En tu piel no hay cicatrices, pero apuesto a que dentro de ti tienes un petate lleno«

Estamos de celebración en la cabecera del mutante de las garras de adamántium. Estamos de celebración y yo ni tan siquiera lo sabía. Cumple Lobezno trescientos cincuenta números entre sus diferentes etapas dentro de la Casa de las Ideas y Benjamin Percy decide celebrarlo con un número que juega un poco con nuestra nostalgia, avanza un poquitín en la trama y busca, a la vez, profundizar en el plantel de personajes que el guionista ha ido colocando en esta serie en los pocos números de la misma que llevamos (recordemos que los dos últimos no cuentan, al ser parte de la narrativa de X de Espadas).

Es con la parte más pausada y de profundización con la que comienza la grapa de este mes de Lobezno y es precisamente esta parte del argumento con la que más he disfrutado. Frente a Logan el guionista ha colocado al agente de la CIA Jeff Bannister, un señor que ya está de vuelta de muchas cosas por su trabajo y que, ahora nos cuenta, se curtió en el ejército cumpliendo misiones que nadie más estaría dispuesto a llevar a cabo. Misiones que le han dejado cicatrices en el alma y una cuenta interminable de agravios que jamás logrará compensar.

Y justo por eso es interesante cada vez que él y Logan hablan. Porque Bannister descubrió lo que de verdad importaba a través de su hija y porque fue a través de su cáncer (y de su milagrosa curación gracias a las plantas de Krakoa) que decidió que, aunque jamás lograra quitarse de encima la mochila de pesadumbre con la que carga, sí que tenía derecho a disfrutar de las cosas buenas que la vida le había dado. Y justamente esas cosas buenas son las que de verdad merecen ser recordadas. Por encima de la ristra interminable de errores que a veces las tapan.

«No deberías amenazar a niñas, psicópata«

Todos, no sólo Jeff y Lobezno, portamos con mochilas similares. Algunas son más pesadas que otras y no en las de todos hay muertes, explosiones y esqueletos injertados bajo la piel. Pero todos tenemos una gran cantidad de errores que consideramos capitales y que, pensamos, han condicionado parte de nuestras vidas. El mensaje que Benjamin Percy nos transmite en el primer tercio delos cómics de este mes es hermoso porque, pese a ir claramente dirigido a Logan, es perfectamente aplicable a todos y cada uno de nosotros.

Lobezno #8: Reinado de X

Tras esto, Percy se embarca en una nueva trama (como si no hubiera ya suficientes) en la que busca tirar un poco de la nostalgia con la recuperación de un personaje del pasado del mutante y una identidad que hacía tiempo que no le veíamos utilizar al bueno del canadiense irascible. Pinta interesante, pero ya veremos hacia dónde nos lleva. Entre medias, se puede atisbar una suerte de intento de Logan por poner en práctica lo que ha conversado con su amigo de la CIA, llevándose a Daken y a Exploradora (que no es su hija, pero casi… más o menos) a una sesión familiar de ‘golpeemos al mutante ruso peligroso‘ que no me termina de quedar claro qué sentido tiene, más allá de la diversión de ver a Rojo Omega recibiendo, inconsciente de que (como pudimos ver en X-Force) le acaban de arrancar el corazón del pecho y lo han resucitado con… aditivos.

Lobezno #8: Reinado de X es un tomo de transición en los albores de esta nueva etapa de los mutantes de Jonathan Hickman. Pero es una transición que merece la pena ser leída, por las cosas que avanza y, sobre todo, por aquellas sobre las que nos hace reflexionar.