«¿Y aceptar que el Fénix y tú debéis trabajar juntos?«

Me siento culpable. Culpable de estar disfrutando de esta saga pese a las terribles críticas que leo sobre ella aquí y allá. Culpable por saber que, exceptuando a los clásicos descerebrados que no son capaces de aducir razones, muchas de ellas son afiladas y precisas. Porque es verdad que la serie de Los Vengadores se ha convertido en una sucesión interminable de grandes peleas contra tal variedad de enemigos que uno ya pierde el norte, porque (aunque esto no lo he leído por ahí) el mismo uso de Mefisto como gran villano de toda la etapa me parece torpe y poco elaborado en el mejor de los casos. Pero la verdad es que, partiendo con las expectativas bajas con las que partía, este arco argumental me está gustando. Por fin da la impresión de que los Héroes Más Poderosos de la Tierra se vayan a enfrentar a un mal que podría aniquilarlos y por fin da la impresión de que Jason Aaron quiere centrarse en contar esta historia.

Pero de repente uno se vuelve a encontrar con el jaleo de Thor y el Fénix y, claro, eso no ayuda. Porque si estuviéramos hablando de otra editorial y, no sé, Spiderman tuviera seis brazos y seis piernas en su cabecera principal y siguiera siendo normal en el resto de series lo comprendería, pero en la Casa de las Ideas uno se espera algo de continuidad entre colecciones, al menos un mínimo. Y el hecho de que Aaron sea el único en estar apostando por esta historia me hace pensar que el resto de guionistas no están nada convencidos con el rumbo que la misma esta tomando. Máxime cuando Donny Cates ha pasado por completo del tema en la serie central sobre el dios del Trueno.

«Creo que cuanto podemos hacer es confiar en nuestro abuelo«

Pero me estoy desviando. En los números anteriores vimos la gran ofensiva de Muerte y sus subalternos en nuestra realidad y en esta nos dedicamos a terminar de apreciar los mismos al tiempo que descubrimos parte de su objetivo y, sobre todo, nos paramos a contemplar las consecuencias de esta primera incursión. Y es que los héroes están con el agua al cuello. La Montaña de los Vengadores ha sido prácticamente destruida, Marca Estelar se ha visto obligada a sacrificar años de vida para proteger a los personajes y el Piloto Fantasma se encuentra en paradero desconocido (para los Vengadores, que nosotros sabemos bien dónde está). Nunca en todos los números que llevamos con Aaron habíamos visto a los protagonistas en una situación tan precaria y este autor, precisamente, se mueve muy bien en estas ocasiones. Por más cierto que sea que todo esto llega condenadamente tarde.

Los Vengadores #39 (#140)

En la segunda parte del número de este mes el guionista recupera a tres personajes a los que cogió bastante cariño durante su época al frente de las aventuras del dios del Trueno. Lo que ocurre es que es una triple adición de personajes a un dúo de colecciones que ya está superpoblado y tanto nombre termina resultando un pelín excesivo para el común de los lectores. Con todo, la entrega de este mes es meramente transitoria (la solución de la batalla es casi excesivamente fácil) y apenas sí que se nos comienza a sugerir por dónde pueden ir los tiros de los números que le sucederán.

Creo firmemente que Jason Aaron está por fin escribiendo algo que merece la pena. El problema es que la gente ya sólo le quiere fuera de la colección, escriba lo que escriba.