Nos ponemos al día con una de las comedias románticas más divertidas del catálogo de Panini Manga, ¡No hay manera de que pueda tener una amanta! ¿O quizá sí? alcanza su cuarto volumen. Un tomo trascendental para el devenir de la colección, pues marca un punto de inflexión en la relación entre Renako y su grupo de amigas.

«Quería pedirte perdón por malinterpretarlo todo»

Terminamos el tomo anterior planteándonos cuál podría ser el futuro inmediato de la serie a fin de evitar el peligro de estancamiento que parecía cernirse sobre ella a corto plazo: ¿cierre o exploración de nuevos escenarios? La respuesta la da un cuarto volumen que no solo ahuyenta los fantasmas de aquí a un tiempo, sino que propone una nueva dinámica la mar de interesante.

Teren Mikami y Musshu resuelven el enredo en el que habían metido a Renako liando aún más las cosas, pero lo hacen con mucha gracia. Porque la presente entrega (en línea con la anterior) no va tanto de la dinámica entre Renako y Mai, sino de la relación entre la segunda con Satsuki, su rival y amiga de la infancia. ¿Y Renako? ¡Ay! La pobre Renako está en medio padeciendo por todas, pero también sirviendo de acicate para que estas resuelvan sus diferencias.

Poco a poco las dudas de Renako en torno a sus sentimientos han pasado a un segundo plano. Asumidos ya sus sentimientos por Mai (pocos personajes no los tienen ya asumidos a estas alturas), su lucha queda «reducida» a la etiqueta con la que quiere nombrar a su ambigua relación de amistad/noviazgo. Y es que su principal preocupación cuando arrancó la colección, la de hacer amigas en el instituto y dejar de ser una persona antisocial, ha desaparecido por completo. No solo eso, sino que se ha dado cuenta -y nosotros con ella- de que era una preocupación compartida por todo su grupo. A su manera, todas ellas ansían lo mismo: escapar de la soledad y estar rodeadas de personas que las quieran y aprecien.