Interesante apuesta la que ha realizado Yermo Ediciones con la última obra de Luciano Saracino y Ariel Olivetti, Ich, una historia que bebe de los mitos y leyendas precolombinos y que se presenta como una aventura frenética y de poética crueldad.
«Algunos finales no se pueden volver a escribir». Con esta frase los autores subrayan el espíritu y las intenciones de su obra. Ich se sitúa en pleno apogeo del imperio español. La Inquisición a pleno rendimiento en Europa, mientras que en América los colonos siguen adelante con la conquista de nuevos territorios a costa de los pueblos locales. Ich, nuestro protagonista, se alza contra los invasores, lo que desencadena el duelo que tiene lugar en estas páginas. Esta no es una historia de grandes gestas o levantamientos contra el tirano, es una historia sobre el poder de la esperanza, un alarido de rabia. Es la crónica de una derrota, una derrota de cuerpo, pero no de espíritu. Quizás esa sea la clave (o una de ellas) de Ich, su noble intento de hacer justicia, a su manera.
Saracino al guion y Olivetti a los lápices crean un mundo en el que realidad y mitología van de la mano, creando una suerte de historia alternativa. Tomando como base un contexto histórico concreto, los autores se toman sus licencias creativas para dar rienda suelta a su imaginación y que el elemento mágico o sobrenatural le aporte un valor añadido al relato. El imaginario de los autores es uno de los grandes atractivos de la obra, le aportan mucho colorido y desarrollan el interés en el lector en ese mundo que conciben no solo en el relato en sí, sino en el texto firmado por ambos en el que hacen su propia crónica de la investigación llevada a cabo para descubrir la verdad de los secretos ilustrados en Ich. De hecho, tanto la odisea de su joven protagonista, como la de los propios autores (con viajes por toda Latinoamérica como espeleólogos e intrépidos aventureros) darían lugar a sendas películas no exentas de misterios y grandes dosis de aventuras.
El tono aventurero de Ich crea el espacio idóneo para que la acción fluya y Olivetti se pueda explayar con el dibujo. Aquí el artista argentino demuestra estar trabajando en una historia que realmente le interesa, que le llena, y lo da todo de sí, creando unos personajes muy poderosos, con escenas dinámicas en las que no falta la violencia implícita en el relato, y protagonistas muy expresivos (nada que ver con, por ejemplo, el trabajo realizado en Conan). Lástima que los fondos trazados por ordenador desentonen tanto y den la sensación de fanart más que de un trabajo profesional. Por suerte, avanzada la historia es fácil desligarse de ellos y no prestarles atención.
Ich se presenta como una historia cerrada, que puede leerse de forma unitaria, aunque acaba con un «Fin del volumen 1», dando por sentado que habrá más aventuras centradas en este universo que ofrecerán una mayor profundidad y conocimiento de lo presentado en estas páginas. De hecho el segundo volumen toma por título Furia de cemento… pero esa ya es otra historia.
Deja un comentario: