«Sécate las lágrimas y esconde al hombre bueno«

Pues nada. Ya está aquí la saga que viene a deshacer todo lo acontecido desde que Jonathan Hickman escribiera la escena en la que Rayo Negro hacía explotar una bomba de gas terrígeno para tratar de detener a Thanos y «prepararse para lo que estaba por llegar«. Ese futuro para el que el monarca de los inhumanos se preparaba nunca llegó, sus súbditos nunca lograron sustituir a los mutantes en aquella época en la que a versión fílmica de la Casa de las Ideas le daba rabia que las películas de Xavier y los suyos funcionaran y de un tiempo a esta parte Marvel ha ido aparcando a todos estos personajes hasta que, con la saga que publica hoy Panini en 100% Marvel HC, todo vuelve a como estaba hace seis años, cuando los inhumanos eran sólo un grupo olvidado al que la editorial recurría de cuando en cuando para que se cruzaran con los personajes de otras series.

Atrás quedan personajazos como el Lector, Iso o Naja. Algunos, como Kamala Khan o, probablemente, Nox, se salvarán por tener su propia serie, la primera, o por permanecer en la Tierra, como hemos visto que ocurre en la saga de la Búsqueda de Lobezno con el segundo. Del resto nos podemos ir despidiendo. Como mucho alguno volverá con la excusa de que no se sabe quienes estaban y quienes no involucrados en esta fúnebre saga, pero de las grandes historias y de la época que trató de tejer Charles Soule nos podemos olvidar para siempre jamás… o hasta la próxima rabieta de algún directivo de la editorial norteamericana.

«Sería, decidió, un aria, pronunciada en un susurro. Y convertida en un huracán«

Las labores de enterrador recaen sobre los hombros de uno de los guionistas de moda. Donny Cates, que viene de maravillarnos hace nada con su Motorista Fantasma Cósmico y va a ser el encargado de recuperar la gloria de los Guardianes de la Galaxia, tiene la decencia de ofrecernos una muy buena historia con giros interesantes y un estilo narrativo muy atractivo. Pero su final es tan obvio y tan burdo (una imposición editorial de esas que han logrado que gente como Bendis se largue) que palidece y se desdibuja cuanto más tiempo pasa desde su lectura. Al final, la única moraleja de toda esta historia es que, una vez más, en la Casa de las Ideas todo cambia para que nada cambie. Las apuestas y el riesgo al fracaso se asumen con los personajes de siempre. Porque cancelar un Iron Man o un Hulk (y mira que éste ha tenido épocas desastrosas) deja de vender camisetas. Los inhumanos, sin embargo, importan bastante menos, así que a cuchillo con ellos.

La Muerte de los Inhumanos

Es todo tan lamentable que Medusa y Rayo Negro vuelven a ser super-amantes (tras todas las movidas y desaires de los últimos años) y a todos ha de parecernos bien. Como he dicho antes, salva al tomo el hecho de que Cates tiene algunas ideas bastante interesantes para llevar a cabo la carnicería que se le ha encargado, pero a veces ni una buena historia enmascara una decisión que se ha movido en los despachos más que en las mesas de escritores y dibujantes. Los Inhumanos volverán, partiendo desde cero y tratando de reconquistar al público con algunas de sus historias de siempre, pero siempre quedará en nuestra memoria aquella época en la que brillaron y nos prometieron un mundo entero de posibilidades, retos y nuevos personajes.

Hasta la vista héroes.