The Last of Us Parte II Remastered: Todo un Director’s Cut

Cuatro años después de su lanzamiento original y por ello de mantener una simetría con la primera parte, The Last of Us – Parte II presenta su versión remasterizada para que PlayStation 5 pueda presumir de versión nativa. Dos son las opciones que nos ofrece The Last of Us Parte II Remastered: 50 o 10 euros, dependiendo de si no tenéis la versión original o de si la tenéis pero queréis hacerle un upgrade. Este detalle debéis tenerlo en cuenta si queréis evitar gastos innecesarios. Pero vayamos al lío.

 

 

¿Mejora realmente la experiencia original los retoques gráficos de este remaster? PlayStation España publicitaba así el lavado de cara: «En The Last of Us Parte II Remastered los jugadores podrán jugar a la aventura al completo con gráficos mejorados, incluida salida 4K nativa en modo fidelidad, 1440p mejorados a 4K en modo rendimiento, una opción de velocidad de fotogramas por segundo desbloqueada para televisores que admiten VRR, mayor resolución de textura, mayores distancias de nivel de detalle, calidad de sombra mejorada, frecuencia de muestreo de animación y mucho más«.

 

Sí, hay una mejora gráfica, pero el juego ya lucía excepcionalmente bien de salida. Algunas texturas y detalles se ven mejor, así como definición en la profundidad de campo o mejores tiempos de carga, pero el salto no es diferencial. Si venís de la versión de PS4 no vais a notar un gran cambio. Es más, algunas de las mejoras como el VRR (cuya función es adaptar la tasa de refresco de la pantalla a la tasa de fotogramas por segundo del juego) no dependen ni de la consola, ni del juego, sino de que tengamos un televisor o monitor compatible, con lo que ya de base hay muchos jugadores que no podrán hacer uso de dichas mejoras. The Last of Us Parte II Remastered propone, en resumen, una puesta a punto que da brillo a lo que ya lucía en su día.

 

Así pues, el gran valor de esta remasterización lo encontramos a nivel de contenido. En este aspecto podemos hablar más de un Director’s Cut que de una actualización de la propuesta. Y esto es un regalo para los fans de la saga. Pensad en el disco de extras que incluyen muchas películas con documentales y piezas de vídeo que profundizan en el proceso creativo, dando un nuevo enfoque y poniendo en contexto dicha película. Justo de esto es lo que hace The Last of Us Parte II Remastered aplicado al videojuego.

 

 

Y es que, siguiendo con el simil, esta nueva versión nos permite jugar escuchando los «comentarios del director» durante las escenas cinemáticas, o incluso visualizarlas aparte desde el apartado Cómo se hizo, por si no queremos «distraernos» de la experiencia jugable. Destaca también el podcast oficial del juego, compuesto por cuatro capítulos de cerca de una hora de duración.

 

En este apartado el contenido más interesante es la inclusión de tres niveles que no llegaron a la versión final del juego. A modo de escenas eliminadas podremos explorar estos niveles en el punto en que quedaron antes de ser descartados. Están, por tanto, inacabados, en una fase pre-alfa; pero ahí radica el interés del asunto, en ver las tripas del videojuego y descubrir algunas de las ideas que había sobre la mesa durante el periodo de desarrollo.

 

Un roguelike para disfrutar horas y horas

Sin retorno es, a nivel jugable, el gran añadido de esta remasterización y el motivo por el que muchos terminarán picando. Porque al final, los contenidos relacionados con el proceso creativo van a un nicho de público muy concreto y las mejoras gráficas tampoco son diferenciales. Esto es un videojuego y la mayoría lo que quiere es jugar. ¿Pero qué es Sin retorno? Un divertido y exigente modo de juego que da una vuelta de tuerca a la propuesta base convirtiéndola en un roguelike con muerte permanente.

 

En esencia lo que tenemos que hacer es superar diferentes encuentros generados de forma aleatoria con infectados u otras facciones hasta llegar al rival de turno y derrotarle. Entre los encuentros volveremos a nuestro refugio donde, además de equiparnos y elegir la ruta a seguir, iremos mejorando tanto a nuestro personaje como el armamento. Planteamiento simple, pero efectivo y muy adictivo, con un buen puñado de variables que hacen cada partida diferente. Que van desde elementos que condicionan el escenario (para nuestro bien o nuestro mal) a fases enfocadas en asaltar posiciones enemigas más enfocadas al sigilo u otras tipo modo horda en las que tocará sobrevivir como sea.

 

 

Quizás el principal problema de Sin retorno -para una parte de los jugadores- es la ausencia de carga narrativa. Es un modo de juego enfocado a desbloquear mejoras, personajes, apariencias… al coleccionismo puro y duro. No hay ningún objetivo argumental que aporte contenido a la campaña principal. Pero lo que para unos puede ser una barrera, para otros tantos puede ser la excusa perfecta para echar horas y horas de pura evasión, sobre todo por la posibilidad de probar y experimentar con diferentes personajes, cada uno con sus propias características que nos obligarán a afrontar las partidas de forma diametralmente diferente entre unos y otros.

 

Hay además, un modo speedrun llamado Carrera de velocidad y otro modo en el que poder tocar la guitarra (y otros instrumentos) a nuestro aire, pudiendo emular al maestro Gustavo Santaolalla aunque sea con un DualSense.

 

Si tenéis el juego original, 10 euros no son nada por la cantidad de horas que ofrece Sin retorno (siempre que os gusten los esquemas rogue, claro) y la enorme cantidad de información sobre el proceso creativo. Si no lo tenéis, esta es la excusa perfecta para descubrir una de las aventuras de referencia del catálogo reciente de PlayStation.

Deja un comentario:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados