Larga vida y prosperidad

Larga vida y prosperidad: Ampliando catálogo

Los norteamericanos tienen una especie de pacto no escrito sobre sus comedias, y es que aspiran a conseguir una por habitante. Cada año llenan la cartelera taquillazos mientras películas independientes sobre vidas infelices en Brooklyn suponen un gran porcentaje de la programación de festivales y otras tantas se quedan en tierra de nadie hasta convertirse en un torrent. Larga vida y prosperidad es una mezcla de la segunda y la tercera, pero sobretodo es indiferencia y nadería pura.

 

 

La cinta cuenta la historia de una joven autista (Dakota Fanning) que emprende un viaje de San Francisco a Los Angeles para entregar un guión a un concurso de episodios de Star Trek, este viaje servirá para que descubra sus capacidades pese a las limitaciones de su enfermedad. Una premisa que, aunque curiosa, recuerda descaradamente a la de El curioso incidente del perro a medianoche y que comparten fondo y a ratos forma.

 

El problema de esta película es que formalmente todo huele a usado, se acomoda en los clichés y lugares comunes de la tragicomedia indie y nada resulta sorprendente (planos medios, escenas videocliperas y diálogos con referencias a la cultura pop), está cortada bajo el mismo patrón que otras tantas, sólo que aquí el guion tampoco la vuelve especial.

 

Se trata de un texto escrito con pereza, en el que parece que los chistes se quedan siempre a medias y las situaciones se dan por rebuscadas e inverosímiles casualidades, situaciones que siempre se plantean complicadas para su protagonista pero que desde el guion resuelven con otro giro; y hora y media así es desesperante porque llega un punto que uno no sabe si se ríe de desesperación o de las cosas que están pasando en pantalla.

 

 

La alegoría que hace con Spock de Star Trek es bastante acertada e ingeniosa porque compara el autismo de la protagonista con la imposibilidad para sentir emociones de los vulcaniano y como el personaje de la franquicia era medio humano, medio vulcano siempre tuvo esa dualidad. Construir así el personaje de Fanning es una idea brillante pero muy mal aprovechada y poco pulida por culpa de esa dejadez con la que está escrito el texto.

 

Larga vida y prosperidad es de esas películas que, de forma despectiva, asociamos a Netflix, es el típico producto que no tiene un espacio de exhibición definido y que hace unos años hubiese salido directamente en DVD pero que ahora mismo descoloca ver en salas. Es un proyecto que sobre el papel funcionaría muy bien pero que ahora huele a restos de temporada, tampoco es para cebarse con ella, pero de ofensivamente irrelevante.

 

Acerca de Alex Manzano

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Cine, arte y tebeos. Amarás el musical sobre todas las cosas. John Cameron Mitchel es mi dios. Si quieres encontrarme, busca en mi habitación. Si no, en cualquier rincón de Madrid.

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