«Algo está sufriendo. Algo se está despertando. Algo está dañado«

Las mejores esencias van en frascos pequeños. O eso dicen. Tenía ganas ya de hincarle el diente a los DC Pocket que ha puesto a la venta ECC. Sobre el papel la idea me parece muy buena: grandes cómics del rico catálogo de la editorial a un precio mucho más que asequible (apenas unos diez euros) que los haga accesibles a todos aquellos que hubieron de prescindir de su lectura en el pasado. No pretende esta colección vendernos la mejor de las encuadernaciones, ni una galería de extras para el recuerdo. Simplemente se pretende acercar la cultura (comiquera) a toda clase de bolsillos. Hasta ahí perfecto para mí. Se sacrifica parte de la experiencia original por el camino, porque no es lo mismo leer una obra de Neil Gaiman como su Sandman: Obertura en el tamaño para el que fue dibujada que hacerlo en esta versión reducida, pero eso es algo que, para qué os voy a engañar, uno olvida cuando está enfrascado en la lectura de esta epopeya de Sueño de los Eternos. Más fastidioso es el tema de que la edición se torne descuidada en ciertos momentos. Como cuando uno tiene que desplegar alguna de sus páginas armado con un cuchillo (o similares).

Lo dicho: DC Pocket no está hecho para los grandes coleccionistas de cómics, pero sí para aquellos que siempre desearon leer ciertos cómics y que, o bien nunca se los pudieron permitir, o llegaron muy tarde para hacerse con una edición que no estuviera encuadernada en oro y diamantes. También es una colección que le viene muy bien a todos aquellos que pasan sus horas muertas en una de las muchas y divertidas variantes del transporte público de las ciudades (o entre ciudades). En comparación con otros álbumes inmanejables, las obras contenidas en este coleccionable caben en casi cualquier parte y su diseño sufrido invita a viajar con ellas y leerlas en cualquier parte.

«¿Alguna vez has intentado dejar a un gato fuera de un sitio en el que quisiera estar?«

Centrándonos en la entrega (la tercera de la colección) que nos ocupa hoy, nos encontramos con un cómic que se puede leer perfectamente como una obra independiente pero que gana (y vaya que si gana) si ya conocíamos de antes el rico y fabuloso mundo que desarrolló Gaiman allá por los años noventa (empezó en 1989). Sandman: Obertura se trata de una precuela para la historia que le valió al guionista innumerables premios, pero se disfruta más como una lectura posterior a la misma, destinada a colarse entre los huecos de las historias que quedaron por contar y desarrollando aún más a los personajes protagonistas, sus relaciones, sus fortalezas y sus debilidades.

Sandman: Obertura – DC Pocket

Sandman: Obertura nos habla de la gesta del Sueño para tratar de reparar un error suyo del pasado que le podría costar al universo su mismísima existencia. A través de esta aventura, Gaiman se adentra un poco más en la psique del personaje, revelándonos la tremenda debilidad que supone su autosuficiencia para un ser Eterno que es una parte de consciencia y otra gran parte de concepto etéreo. Todo esto viene, como no podía ser de otra forma, adornado con unas ilustraciones espectaculares (aquí, como decía, nos perdemos parte de la experiencia por el tamaño de la edición) que en este caso son responsabilidad de J.H. Williams III con un color asombroso de Dave Stewart. Dave McKean vuelve a repetir en las portadas de la serie, regalándonos una nueva serie de ilustraciones que ahondan en la mitología de una serie de relatos que es ya inmortal en la historia del cómic.