«Desde que ha resucitado intenta decirme algo«
Cuando desde la redacción de esta revista decidimos qué series reseñar de cada tanda de novedades siempre hay un gran porcentaje del que ya tenemos alguna noción (o que son clásicos de los que cabe más hablar de cómo nos llega esta edición), otras son series abiertas que os estamos contando poco a poco (¡sin spoilers!) y, finalmente, siempre hay unas cuantas que se basan en las apuestas personales de cada uno. Éstas suelen ser las más interesantes, aunque sólo sea porque siempre sorprenden (y no siempre para bien). Cuando se me ocurrió pedir a ECC el primer número de Dorohedoro no sabía muy bien con qué me iba a encontrar. Había visto su apartado gráfico y conocía de manera somera su argumento, pero poco más. Así, cuando llegó el primer número (y con estos otros tres en camino) se convirtió en una extraña sorpresa de la que no sabía muy bien qué opinar. Por un lado, su aspecto (recargado y feísta a la vez) no terminaba de enganchar, pero por el otro había algunos detalles argumentales que me llamaban de sobremanera.
Ahora, tras la lectura del cuarto volumen de la colección, puedo decir que no me arrepiento en absoluto de haber apostado por este extrañísimo seinen manga (manga para adultos). Con el paso de los números uno termina por desarrollar una especie de relación casi fraternal con sus personajes y la gracia es que esto (al contrario que en muchos otros cómics) nos ocurre tanto con la pareja de héroes como con los ‘villanos’ de la historia. Q-Hayashida tiene el mérito de haberse hecho con un reparto que destila carisma y en el que cada personaje tiene un peso específico y sus propias ocasiones para brillar.
«Lo he hecho con la carne que me sobró de fabricar la puerta«
Además, el misterio que mueve la trama no hace más que crecer y cada respuesta no hace más que enmarañar aún más lo poco que sabemos del asunto. Leo lo que escribí acerca del primer volumen y me doy cuenta de que gran parte de ello ya no tiene apenas validez tras apenas otros tres números. Esto habla muy bien de una serie que te tiene todo el tiempo elucubrando acerca de lo que puede y no puede ocurrir en sus páginas y que, al final, te pilla desprevenido con una trama completamente inesperada. En estos tres tomos hemos visto un lucha por la supervivencia contra zombies, resurrecciones de personajes que creíamos muertos y hasta una competición de béisbol en la que todo vale, desde drogar al contrario hasta utilizar a cucarachas gigantes como bateadores. Dorohedoro es muy loco y a la vez guarda un sentido de la lógica muy firme dentro de su propio universo.
Se podría decir que Dorohedoro tiene todos los ingredientes para convertirse en España en el manga de culto que ya es en otros muchos países (¡donde hay hasta muñecos articulados de sus personajes!). Caimán, Nikaido, En, Shin, Noi, Ebisu… cada uno de los personajes de este cómic levanta mis simpatías casi por igual y mucho me temo que la reciente adición de Risu (no diremos quién es) me va a terminar de enamorar. El manga que publica ECC contiene dosis desenfrenadas de humor loco, acción, gore, fan service… y se sabe reír mucho de sí mismo (otra rareza más dentro del mundo de los cómics japoneses). Como otras tantas cosas de la vida, uno nunca sabe cuánto necesitaba este manga hasta que se ha leído sus primeros tomos.
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