Con la perspectiva que nos da haber seguido algunas de sus series al ritmo de grapa mensual (o tomitos cuatrimestrales) y de haber tenido la oportunidad de recuperar otras en las reediciones que ECC Ediciones está publicando en formato cartoné, me atrevo a decir que el Flash de Francis Manapul y Brian Buccellato es una de las más interesantes que nos dejó el ya malogrado nu52. La mala fama que se ha granjeado esta etapa –más aún tras el «borrón y cuenta nueva» que ha supuesto renacimiento– me parece inmerecida vistas las aventuras de Scott Snyder en Batman o las de Brian Azzarello en Wonder Woman, por citar solo un par de ejemplos. Y con sus más y sus menos, las correrías de Barry Allen son también muy interesantes.

La guerra de los gorilas (así se titula el presente volumen) viene a representar una suerte de fin de ciclo. Muchas de las tramas que se venían desarrollando casi desde el inicio de la colección tienen aquí su conclusión. Y no son pocos los guiños y alusiones que se hacen a situaciones concretas y personajes secundarios vistos en los anteriores tomos, así que si llegados a este libro no tenéis esas lecturas muy recientes, una revisión no estaría de más para disfrutar a fondo de la propuesta de Manapul y Buccellato. La pareja de autores se ha precoupado mucho en construir una estructura sólida en torno a Barry Allen. Este es un personaje en constante movimiento, tiene una plantilla de secundarios (aliados y enemigos) riquísima en calidad y cantidad, y no resulta difícil olvidarnos de tal o cual personaje, difuminándose y cayendo en el olvido. Los autores, conscientes de este peligro, acuden cuando pueden a estos secundarios (buscando hacerlo de forma orgánica y con sentido para la narración) y enriquecen así el relato, dando la imagen, así mismo, de que las ciudades gemelas también están en un movimiento contínuo.

Grodd se revela desde la propia portada del volumen como la gran amenaza, y cumple las enormes expectativas generadas a su alrededor. La escala del conflicto, en cualquier otra colección, llevaría a sus responsables a acudir al resto de miembros de la Liga de la Justicia, pero como decía hace un momento, la riqueza de personajes que trae Flash consigo hace esto innecesario. Buccellato y Manapul generan muy bien la tensión de la historia y no dejan un flanco por cubrir, y sin embargo la historia no termina de fluir como arcos anteriores. La razón principal de este ritmo «a medio gas» del que tendría que haber sido uno de los puntos cumbres de esta etapa radica, quizás, en la excesiva partición del protagonismo. Grodd y su ejército quieren acabar con Flash y hacerse con el poder de la Fuerza de la Velocidad, pero el peso de esta trama se diluye ante los numerosos focos a los que deben atender los autores. Más que una historia protagonizada por Flash estamos casi ante una historia coral.

Y claro, todo lo bueno que tiene la exposición de los habitantes de Central City repercute en un menor protagonismo de su ciudadano estrella y su cara a cara con Grodd. Se dedica mucho espacio a explicar y a situar la acción y poco a la «diversión». Los autores no han terminado de dar con el equilibrio adecuado, ofreciendo escenas con mucho diálogo intrascendente, muy poco dinámicas. También es verdad que los dos últimos capítulos recogidos en el tomo, ajenos ya al arco principal, tienen un carácter transitorio demasiado evidente, y salvo por las pistas que ofrecen respecto a la saga que está por venir, ofrecen poco aliciente. Aún así, la excusa de la invasión gorial ofrece momentos  sci-fi de verdadera calidad y algunas escenas muy poderosas.