J. Michael Straczynski es uno de los autores contemporáneos que mejor ha sabido retratar el lado humano de los superhéroes. Lo vimos durante años en El Asombroso Spiderman y lo vemos en Superman, en el volumen que tenemos entre manos (Con los pies en la tierra) que publica ECC Ediciones dentro de su línea de Grandes Autores de…

En su día ya dimos cuenta de la estupenda labor del guionista al frente de las aventuras del hombre de acero en la reimaginación de los grandes héroes deceítas en la colección Tierra Uno. Allí conocimos a un Clark Kent mucho más apegado a las dudas y aspiraciones de la gente de la calle. Hablábamos de una «marvelización» del personaje tomando como ejemplo a un joven Peter Parker. La libertad creativa que permitía aquella empresa le daba la oportunidad a Straczynski de remover los cimientos del personaje y ofrecer algo fresco y original.

Pero antes de ponerse a ello, el autor llegaba a DC Comics como gran estrella a la que los mandamases editoriales le entregaban el destino de dos de sus pesos pesados: Wonder Woman y Superman. Con ella llevó a cabo una revolución tal que no se salvó ni el uniforme. Con él la cuestión era más delicada, cambios tan radicales podrían no ser entendidos (como bien pudiera comprobar Grant Morrison más adelante), por lo que tomó una estrategia más sutil y planteó la gran pregunta para el héroe: ¿Debe haber un Superman?

Las circunstancias obligaron a que el héroe endiosado dijera basta y se replanteara la misma misión que el destino le había encomendado. Straczynski, cogió a Kal-El, lo ató al suelo, y le hizo recorrer los EEUU para coger una nueva perspectiva de las cosas. Se suele decir aquello de que «los árboles no dejan ver el bosque», pero el problema de Superman era (es) justo el contrario. Su afán de protección del mundo ante las grandes y villanescas amenazas en no pocas ocasiones le impiden ver los problemas cotidianos. Y esto es lo que vendría a explorar el guionista de Nueva Jersey.

Straczynski se lleva a Clark a su terreno, rebaja la escala de sus conflictos y lo mezcla con la gente corriente, abriéndole los ojos ante una realidad a la que no siempre presta atención. Aquí su coraza no tiene utilidad alguna y descubre que una bofetada puede doblegarle como no lo hacen Brainiac o Luthor. Con los pies en la tierra toma una estructura de diario de viaje, es una suerte de road movie andada, con Superman interactuando con los lugareños de las distintas localidades y resolviendo los problemas que se va encontrando a su paso. Mientras tanto, va reflexionando acerca de su misión y de los valores que ha jurado defender (siendo el superhéroe más americano de todos, ya os imagináis cuál es el ideal de estilo de vida que sigue) y conociéndose a sí mismo.

Este es un retrato muy emocional, con algunas aventuras que saben llegar al corazón del lector tocando temas tan delicados como el suicidio, el paro o la violencia doméstica. No faltan los clásicos enfrentamientos con el villano de turno, pero la mayoría de los conflictos que acontecen son aquellos que podemos ver o conocer en nuestro día a día. Sin duda una de las obras más interesantes del kriptoniano realizadas en los últimos años.