Desde el 1 de abril puede verse en cines Altamira, una coproducción España – Francia – Inglaterra que indaga en la historia del descubrimiento de la cueva cántabra. La película se centra en la figura de Marcelo de Santuola quien al descubrir la cueva fue tachado de estafador por la comunidad ciéntifica, absorbida por la revolución darwinista, y muy criticado por la iglesia debido a la datación de las pinturas, y por ende, de la humanidad de esa antigüedad. La cinta está protagonizada por Antonio Banderas, Rupert Everett, Golshifteh Farahani y Pierre Niney entre otros, bajo la dirección de Hugh Hudson (Carros de fuego).
Pregunta: Teniendo los, tan bonitos, paisajes de Cantabria ¿Cómo ha utilizado formato 1:85 (Flat) en lugar de un Cinemascope?
Hugh Hudson: Es lo que nos parecía mejor, no me gusta demasiado el Cinemascope, he hecho tres películas en Panavisión y este formato me parece más íntimo. ¿No te gustó así?
P: Se queda pequeño ver los paisajes de Cantabria así.
HH: Los paisajes brillan igual, además esta no es una historia épica si no íntima porque una cueva es íntima y lo único épico son los bisontes.
P: ¿Conocía usted la historia de Santuola? ¿Por qué aceptó el proyecto?
HH: No conocía la historia de Santuola pero si la cueva, sabía que fueron las primeras en descubrirse. Conocía la importancia del monumento a nivel nacional y sus restricciones de visita, me impactó mucho las declaraciones de Picasso, en 1902, tras visitar la cueva «Después de Altamira todo es decadencia»; pero lo que más me interesó fue la historia íntima de Marcelo de Santuola que me narró su tataranieta Lucrecia Botín quien ha financiado la película, a raíz de esto me comencé a interesar.
P: ¿Crees que se tiene la conciencia suficiente de la importancia de este descubrimiento?
HH: La importancia del momento era la teoría de la evolución de Darwin y el origen de la humanidad, y esto provocó muchísimos problemas e incluso la iglesia no podía aceptar que esto fuese tan antiguo; esto evolucionó a problemas en el matrimonio de Marcelo. Espero que la película cambie la percepción internacional del descubrimiento y es por ello que la hemos rodado en inglés para poder distribuirla internacionalmente, es una historia muy universal aunque el descubridor fuese español porque luego crea un conflicto historiográfico a nivel internacional.
P: ¿Cómo preparó el personaje para que reflejase este conflicto con su marido y la religión?
Golshifteh Farahani: Yo soy madre y entiendo perfectamente el conflicto entre amor y fe. Ensayamos muchísimo y lo importante era entender la evolución del personaje que al contrario de Marcelino, quien cae en depresión, va dándose cuenta de la importancia del descubrimiento de la cueva ofreciéndole todo su apoyo; la decadencia posterior de Marcelino no se ve en la película pero también es muy importante.
P: ¿Qué tipo de fuentes se han utilizado para la escritura y dirección de la película? ¿Habéis contado con alguna clase de especialista en arte?
HH: La historia personal nos fue narrada por la familia de Marcelo como Lucrecia Botín y su padre que recuerda a María y su familia además del hermano de Lucrecia que ha escrito un libro sobre las cuevas y la casa que utilizamos para grabar la película, las notas científicas del propio Marcelo también nos fueron muy útiles.
No ha habido especialistas en la cueva, simplemente existe y es cuestión de mirarla; hemos tenido en cuenta varios pintores como puntos de referencia para la iluminación como Joseph Wright, un pintor del siglo XVIII que solo usaba un punto de luz en sus cuadros y es como si solo tuvieses una linterna o vela que hace que todo se vuelva oscuro. Quería precisamente dar esa fuente de luz, no solo en la cueva ya que la iluminación en las casas era mediante lámparas de gas o aceite.
Ha sido importante la multinacionalidad del equipo, una irlandesa hizo el vestuario, la música la escribió Mark Krapfler (del norte de Inglaterra) junto a una mujer de escocia Evelyn Glennie; el director de forografía es el español Jose Luis Alcaine alguien con mucha experiencia cuyo trabajo admiro, entiende muy bien que la luz en Cantabria no es precisamente mediterránea y eso él lo ha sabido manejar muy bien. Por todo esto no necesitaba asesoramiento artístico.
P: El acceso a la cueva es muy restringido, usted ha dicho antes que no pudo entrar. ¿Le molestó este hecho?
HH: Me dio la risa, teníamos nuestra propia cueva.
GF: a mi me enfadó mucho, iba cada viernes al sorteo por si podía entrar e incluso llegué a rogarles pero no hubo manera. Hace unas semanas murió el director del museo.
HH: Fue muy impactante la muerte del director en un accidente cuando venía a Madrid a ver la película. No fue su culpa, es la ley, España es un país muy burocrático.
GF: Siempre pueden hacer excepciones.
P: ¿Qué nos puede contar acerca de la colaboración con Mark Knopfler en la música?
HH: Le conozco hace muchos años y es un viejo amigo, en sus últimos álbumes ha utilizado instrumentos como flautas que le dan a su música un tono muy celta, algo propio de Cantabria, Irlanda o Bretaña entre los que hay una importante conexión; apoyó su trabajo con el de una percusionista Evelyn Glennie, una mujer sorda que trabaja con las vibraciones, su trabajo es brillante y trabaja con orquestas clásicas de todo el mundo, es capaz de crear sonidos de la tierra como la cueva, o los ruidos profundos de la tierra de ahí el sonido vibrante. Ella venía al estudio y experimentábamos y creábamos esta música.
P: ¿Cómo ha sido trabajar con Antonio Banderas? ¿Le conocía de antes?
GF: Antonio es un hombre pasional, divertido, creativo y lleno de energía; siempre estaba haciendo algo creativo, le escuchabas cantar, dar palmas… Siempre muy agradable con todo el mundo, muy sensible hacia su personaje también. Era un honor trabajar con él, más cuando supe que había dirigido su propia película; además de adolescente todas adorábamos su personaje del zorro. También es alguien muy patriótico, si España es un árbol, él es una de las ramas; en la comida ha estado hablando de la Semana Santa malagueña y el flamenco.
HH: Era el actor perfecto para el papel y se resistió mucho, estaba rodando 33 días, la película de los mineros de Chile.
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