Norma Editorial publica el -por el momento- único volumen de The Cull (El sacrificio), serie con la que Kelly Thompson se aleja del terreno súper heroico al que nos tiene acostumbrados en sus trabajos en Marvel y DC, y se adentra en el terror de corte fantástico con ecos lovecraftianos que bien podría ser un cruce entre La Niebla de Stephen King y Coherence de James Ward Byrkit protagonizado por unos Goonies en su última adolescencia.
«Me faltan las palabras… es indescriptible«
Sobre estos tres ingredientes: protagonistas adolescentes, monstruos y dimensiones alternativas, Thompson elabora una aventura para la que tampoco pierde de vista (no del todo) su anterior bagaje autoral. La escritora, en estrecha colaboración con dibujante Mattia de Iulis trabaja el género poniendo el foco en las relaciones entre sus protagonistas y en la exposición de un misterio que vamos conociendo al mismo tiempo que sus personajes.
En este sentido, el acercamiento que propone al género evoca nuevamente al maestro King (por momentos es inevitable pensar en It por su tono y sus jóvenes protagonistas), aunque no debemos olvidar que ya Thompson tiene buena mano a la hora de retratar a los «young adults» como pudimos ver en su etapa al frente de las aventuras de Kate Bishop (Ojo de Halcón) o de la bruja Sabrina.
The Cull plantea una suerte de despertar o paso a la madurez de sus personajes en un contexto que va de lo asombroso al terror. Lo fantástico se presenta brillante y novedoso (aunque con la señal de peligro activada desde el principio) y poco a poco,a medida que las decisiones van generando sus inevitables consecuencias, se va oscureciendo y volviéndose más peligroso. Esta evolución se traslada también a la paleta de colores propuesta por de Iulis, animándonos a seguir el mismo viaje emocional que los protagonistas.
La lectura tiene un acento muy cinematográfico, buscando por un lado el retrato de los rostros atendiendo a gestos y miradas, así como planos detalle de acciones y objetos; mientras que por otro lado abogan por planos muy abiertos. Todas las viñetas tienen un recorte horizontal (de proporción más ancha o estrecha) que recuerda (o emula) el clásico cinemascope y otros formatos de la gran pantalla. Por parte de la pareja creativa hay un ánimo de crear una gran aventura en la que los dos niveles (emocional y visual) vayan a la par.
Más allá de las referencias expuestas en el primer párrafo preferimos no ahondar en el guion porque buena parte del encanto de The Cull, como ya hemos comentado, radica en el viaje de sus personajes y en cómo vamos descubriendo los hechos al mismo tiempo que ellos. Si conocéis las historias que hemos citado tenéis pistas más que suficientes para ver sobre qué tono se mueve este cómic. Si no, apuntaos dichas referencias, pues después de leer el cómic tenéis más deberes.
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