Philip K. Dick es uno de los escritores de ciencia ficción más conocidos y también uno de lo que más y mejores adaptaciones de sus escritos han dado el salto a la gran pantalla: Minority Report, Desafio Total, A Scanner Darkly o Blade Runner. Destino Oculto, inspirada en el relato Equipo de ajuste, es otro ejemplo de las interesantes historias que surgen para el cine a partir de las obras del escritor estadounidense.
Lo que diferencia a Destino Oculto de otras adaptaciones de Philip K. Dick es el enfoque de la historia. Más que su vertiente fantástica, desasosegante, de conspiraciones o sus connotaciones morales y éticas (que tiene un poco de todo), lo que prima sobre lo demás es la relación amorosa entre sus dos protagonistas.
Además, es el factor más atrayente de la película. Los agentes de la oficina de ajuste y la lucha de David Norris (Matt Damon) contra el destino no dejan de ser la excusa para contar la historia de amor entre el congresista y Elise (Emily Blunt).
Lo maravilloso del cine de género (en este caso el fantástico y la ciencia ficción) es que permite, a través de sus elementos y reglas, relatar cualquier historia y abarcar todo tipo de temas: la soledad (Moon), el fascismo (V), la amistad (Enemigo mío), la revolución y los movimientos sociales (La tierra de los muertos vivientes), el sufrimiento de una enfermedad terminal (La mosca)… Destino Oculto, pues, es una gran historia de amor vestida de género.
Para que sea grande y no una más, influye (y mucho) su pareja protagonista. Desde su primer encuentro se palpa la química existente entre Matt Damon y Emily Blunt. A pesar de que él es el carismático político al que todo el mundo adora, ella no se amilana; hasta el punto de ser Elise la que encandila a David. Todo fluye de forma muy natural cada vez que están juntos y nos identificamos fácilmente con su historia. Ambos actores ponen todo su empeño en mostrar a una pareja con unos sentimientos muy reales.
Pero claro, aunque el atractivo de Destino Oculto esté sobre todo en la relación romántica y sus intérpretes, no nos podemos olvidar del componente fantástico. Habrá quien diga que la película le recuerda a títulos como Matrix, Origen o la televisiva Fringe. Sin embargo, lo que parecen no tener en cuenta es que todas estas referencias han cogido, de forma más o menos explícita, elementos e ideas de la literatura de Philip K. Dick. Por tanto, es comprensible que Destino Oculto guarde algún tipo de relación con las mencionadas producciones, sin que por ello sea una copia o haga menciones a éstas, la fuente de la que beben es la misma.
Por otra parte, tanto el diseño de vestuario como la fotografía son bastante clásicos. Aunque la acción transcurre en la época actual, estos aspectos nos evocan la década de los 70 y a las películas y seriales fantásticos de aquel entonces. Algo similar intentó hacer The Box en 2008 (en aquella ocasión, sin embargo, el film sí estaba ambientado en los 70), pero con la diferencia de que en aquella la premisa de género era el centro de la historia y una vez resuelta el film perdía todo interés.
Destino Oculto es una interesante propuesta concebida para gustar a todos. Sin entrar de lleno en las obsesiones de Philip K. Dick, apunta unas cuantas, con lo que los amantes de la metafísica y el género fantástico se pueden dar por satisfechos; y además narra una historia de amor que conmueve gracias a su naturalidad y el buen hacer de sus actores.
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