El regreso de Mary Poppins

El regreso de Mary Poppins: Prácticamente imperfecta en todo

54 años después del estreno de uno de los clásicos imprescindibles del cine musical y una de las obras más importantes de Disney, la casa del ratón Mickey decide volver a su mágico universo en forma de secuela y seguir contando la relación de la niñera con la familia Banks. En esta ocasión, Mary Poppins acudirá a la casa de Michael Banks para ayudarle a reeducar a sus hijos tras el fallecimiento de su mujer, en paralelo, se cuenta la historia de su hermana Jane como sindicalista (siguiendo los pasos de su madre) y de su amigo Jack que trabaja como farolero.

 

 

Si hay algo maravilloso en esta secuela es que se ha querido conservar la esencia del original y, por ello, se ha querido buscar una figura paterna que emule a George Banks y por ello el punto de partida es Michael a quien se presenta a través de una preciosa balada con la que podemos entender que su problema, a diferencia del de su padre, es el duelo hacia su esposa cuya muerte todavía no ha superado. La interpretación de Ben Whishaw es maravillosa porque imita gestos faciales de David Tomlinson, dando una dosis justa de nostalgia. Emily Mortimer que hace de su hermana es igual que su madre y muestra mucha compasión hacia su hermano, siempre dispuesta a ayudarle; lo que hace valiosísimo a este personaje es que representa el modelo de mujer al que aspiraba ser su madre.

 

 

El resto de personajes contextualizan la vida de Michael y sus hijos (tres niños adorables) y aunque se cuentan con figuras como Angela Lansbury o Meryl Streep son mero llamamiento promocional. Por otra parte, Colin Firth interpreta a un despiadado banquero que quiere aprovecharse de la bondad de Michael, el problema es que es demasiado malvado y desvirtúa el tono realista que tiene la película cuando trabaja con sus personajes y el resultado es bastante extraño.

 

Pese a notables patinazos (que mejor no recordar aquí), no se puede negar que Rob Marshall es un gran director de musicales, además de coreógrafo, y que tiene un gusto exquisito en puesta en escena y aquí lo vuelve a demostrar porque, salvo la balada indicada arriba, todos los números son muy vistosos y grandes donde intervienen muchos extras, personajes o bien animación tradicional y eso hace que la película fluya, aunque encuentra un bache importante, la música.

 

El regreso de Mary Poppins

 

Todas y cada una de las canciones de la película original son emblemáticas, pegadizas e inolvidables, algo que aquí falla bastante porque, tras un prometedor número de apertura (muy Broadway) las canciones van a peor y, no es que sean malas, pero no son brillantes y eso en un musical lacra mucho. De hecho, no funcionan fuera de la cinta, no es un disco que alguien escucharía en su casa y eso es conflictivo. Más allá de su calidad, otro problema es que todas tienen un paralelismo con algún número de la película del 64 y están introducidas en la película de forma similar con lo que todo parece de segunda mano.

 

Pese a esto, el conjunto es más que notable, demasiado infantil quizás y con un tono mucho más naif de lo que debería pero es una película tan ágil, divertida y tierna que es imposible no caer rendido ante ella. Probablemente sea la película familiar de las Navidades porque reunirá a tres de las generaciones que vivieron el estreno de la original y eso es algo muy bonito y que sólo la cultura popular consigue.

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Cine, arte y tebeos. Amarás el musical sobre todas las cosas. John Cameron Mitchel es mi dios. Si quieres encontrarme, busca en mi habitación. Si no, en cualquier rincón de Madrid.

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