Existe una minoría de películas que tras su arriesgado paso por las pantallas de cine reciben el sambenito de ser consideradas un Sleeper. El Sleeper es aquella propuesta por la que nadie daba un duro y que por caprichos del destino, se convierte en un fenómeno de masas capaz de conquistar al público, a la menospreciada crítica y ser capaz de alzarse con algún que otro galardón. Durante los últimos años hemos tenido sleepers de calidad variopinta como son Resacón en las Vegas, Juno o la danesa Déjame Entrar».

Los Otros Dos no pertenece a este grupo. Su arrollador estreno estadounidense,en el que logró desbancar al mastodóntico Origen, no ha sido suficiente para lograr el mismo estatus de las citadas. Y es una pena porque Los Otros Dos es un soplo de aire fresco en el panorama del cine cómico.

Will Ferrell (Allen) y Mark Wahlberg (Terry) interpretan a los protagonistas, dos tipos vulgares que trabajan escribiendo informes en una comisaría de policía de Nueva York. En el momento en que la ciudad sufre la baja de sus héroes predilectos (la pareja de agentes interpretados con grandes dosis de ironía por Samuel L. Jackson y Dwayne Johnson, ambos riéndose de sus respectivas carreras), Allen y Terry aprovecharan la oportunidad para demostrar que son algo más que unos don nadie.

Co-Escrita y dirigida por Adam McKay, quien ya nos deleitó con otras tres películas protagonizadas por Will Ferrell, contiene ciertos momentos brillantes. El prólogo contiene una de las mejores escenas de acción de los últimos años respecto a ritmo y efectos especiales. La química entre los dos protagonistas está muy lograda y lo más importante, ¡es divertida! Y en papeles de reparto tanto Eva Mendes como Michael Keaton reciben algunos de los mejores gags de toda su carrera.

Sin embargo, el grueso del humor de esta buddy movie consiste en reírse de sí misma y aquí radica su punto débil. El argumento es intrascendente y sirve como excusa para recibir una buena dosis de momentos cómicos; en realidad, no nos interesa conocer el trasfondo de amor de Terry ni tampoco los entresijos de la complicada y enrevesada trama que persiguen los protagonistas. ¿A quién le importa? Es más placentero contemplar como Allen se reencuentra con sus ex novias. Una pena porque Los Otros Dos podría haberse convertido en un referente dentro del cine de humor pues contiene momentos tan logrados que nos remiten a las mejores películas de los divertidos hermanos Zucker.