Es imposible no estar más de acuerdo con Julián Clemente después de leer este tomo #14 de la Biblioteca Marvel dedicada a las aventuras de Spiderman. Solventada la trama que involucraba a Kingpin y el capitán Stacy, Stan Lee y John Romita traían de vuelta a Adrian Toomes (el Buitre original) y a Mysterio, que protagoniza una de sus mejores aventuras contra el lanzarredes de siempre.
“¿Pensabas dejar mi pasaje del terror tan pronto?”
En total tenemos tres aventuras reunidas en este volumen que abarca The Amazing Spider-Man #63-67 y material de Not Brand Echh #2 y #6. Esto último, como es habitual, son relatos breves a modo de complemento y con un cariz humorístico, pero sin relación con los argumentos de la cabecera principal.
Así, aparte de las amenazas de Mysterio y Buitre, Spidey se ve involucrado en una fuga de la prisión con él como pieza indispensable. En aquellos años el pobre Peter no sabía cómo hacer para que las fuerzas del orden no le vieran como una amenaza. Por suerte contaba con admiradores como George Stacy que le echaban un cable cuando más falta le hacía. Y en esta ocasión no iba a ser diferente. Pobre May, si en aquella hipocondríaca época hubiera sabido la mitad de las cosas por las que tenía que pasar su sobrino, seguramente hoy no estaría entre nosotros.
Mientras tanto, en su envite contra el Buitre (que antes de dar caza a Spiderman nos revela cómo escapó de la que parecía una muerte segura en BM: El Asombroso Spiderman #10) Jonah Jameson saca lo peor de sí mismo. Si en aquellos años era un tipo despreciable como pocos, aquí se vuelve terriblemente mezquino. Ya había coqueteado con lo villanesco a través de los mata-arañas, pero en pocas aventuras se muestra tan desagradable como aquí. Todo lo contrario a un Robbie Robertson que no deja de sembrar la duda sobre si conoce o no la identidad secreta del trepamuros.
Esta aventura sirve, además, para cerrar algunos flecos pendientes del anterior tomo, como el malentendido que había distanciado a Gwen y Peter. Pero el plato fuerte llega con los dos capítulos que cierran el tomo. En él, Mysterio prepara una venganza contra el trepamuros que pondrá a este a prueba como pocas veces hasta el momento. Lee y Romita ponen a prueba su imaginación para exprimir los talentos de Mysterio, que aquí hace valer como nunca su mano con los efectos especiales. Ni James Cameron, oiga.
Los autores diseñan un relato de tensión creciente, que juega con la percepción de la araña (y con la nuestra) y que combina la aventura con acertados toques de suspense y terror generando una sensación de peligro constante. Destaca mucho la labor de Romita eligiendo encuadres y perspectivas para hacernos sentir como la araña ante un enemigo que por momentos parece pasarle literalmente por encima. ¿Quién dijo que los cómics “viejos” eran aburridos?
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