Sam Humphries nos trae al equipo más inverosímil nacido de los estertores de la Era de Ultrón.
«Comience por explicar qué hizo el día en que Ultrón fue derrotado«
Viajemos, como reza la frase que encabeza este artículo, al momento inmediatamente posterior a la derrota final del villano final en Vengadores: La Era de Ultrón. Un Pym en estado de completa depresión hacía un repaso de su propia vida para descubrir que lo que lo había conducido a tomar las decisiones equivocadas que lo habían conducido a la creación del peligro que casi había consumido a la humanidad no había sido otra cosa que la presión colectiva por que invirtiera su casi infinito talento en hacer algo más práctico que el simple baile de trajes al que había acostumbrado a los Vengadores. Arropado por este descubrimiento, Henry Pym decidía mandar al carajo a las imposiciones sociales que habían regido siempre su vida, se enfundaba de nuevo el traje del Hombre Hormiga y dejaba, por primera vez en mucho tiempo, volar su imaginación para terminar con una misteriosa viñeta en la que, como un Hamlet moderno, el personaje que será llevado a la gran pantalla por Peyton Reed (aún lloro por las noches al recordar a Edgar Wright) jugueteaba con la cabeza de un Muertebot y nos emplazaba a la colección que hoy podemos disfrutar por fin en España.
Así nacía una serie que se suponía que iba a explorar el Universo Marvel desde una nueva perspectiva y que, de paso, iba a rescatar al personaje del Hombre Hormiga de cara a su estreno cinematográfico en 2015, algo similar a lo que Marvel estaba gestando con la adjudicación de la nueva formación de Los Guardianes de la Galaxia al resolutivo Brian Michael Bendis. Pero al igual que el filme ya ha comenzado a decepcionarnos mucho antes de llegar a las salas, Sam Humphries no logró que Vengadores I.A. despegase en Estados Unidos y la serie terminó por cancelarse en su duodécimo capítulo (aunque al menos se le permitió al autor cerrar la historia que estaba contando). El Hombre Hormiga terminaría por despuntar en la macarra y divertida FF de Matt Fraction y Mike Allred, pero sería con la identidad de Scott Lang quien, curiosamente, será el protagonista de la película de Reed bajo la piel de Paul Rudd (Juerga hasta el fin).
Se podría decir que la aletoriedad persigue a este héroe clásico de Marvel y quizá las nulas perspectivas que existen ahora entre la comunidad «friki» sean el mejor aliado del proyecto que inaugurará la Fase 3 del Universo Cinemático Marvel. Del mismo modo, Panini trae a España la versión integral de Vengadores I.A. con la honestidad por delante de vendernos un proyecto terminado y «fracasado» pero, ¿falto de calidad?. Veamos que nos traen Humphries, André Lima Araújo y Valerio Schiti.
«No me des la charla C3PO, yo me disfrazo de Gimli cada tercer viernes«
La verdad es que se puede entender que la serie se estrellase, pero quizás la solución no debería haber pasado por su eliminación, sino por alguna solución algo menos traumática. La premisa de la que parte el guionista de la actual encarnación de los Imposibles X-Force es simple: el virus que preinstaló Pym en Ultrón ha evolucionado y ha adquirido consciencia propia. Como hiciera el objetivo de su programación, Dimitrios lanza un frío y calculado ataque contra la humanidad y sólo su creador será capaz de pararle los pies virtuales capitaneando un equipo formado por lo más granado de la robótica marvelita. ¿El problema? La serie no termina por tomarse en serio a sí misma en ningún momento y, si bien eso res refrescante en momentos puntuales, a la larga se echa de menos una mayor implicación de los protagonistas en lo que vienen siendo los sentimientos humanos, por aquello de sentirnos identificados y tal…
Críticas aparte, Vengadores I.A. nos deja algunos detalles la mar de interesantes. Vayamos por partes:
Dimitrios: Un villano de los que molan. Complicado, con unas ambiciones enrevesadas que se irán haciendo cada vez más y más grandes hasta que el propio Creador «deba» responder ante él. Su apariencia (la armadura de Iron Man que tomó consciencia de sí misma y se rebeló ante su creador allá por el año 2000) es un gran detalle por parte del equipo creativo de Vengadores I.A. y su dialéctica y lenguaje corporal nos recuerdan a los de otros grandes villanos de la Casa de las Ideas como Magneto o Muerte.
Visión: Humphries lleva al Vengador a un nuevo peldaño en su escala evolutiva. Vimos por última vez al personaje en el prólogo de Los Vengadores vs. La Patrulla-X, justo a tiempo de ver regresar a primera línea de batalla a la Bruja Escarlata. El guionista justifica su ausencia convirtiéndolo en una especie de ermitaño espacial que busca su propia mejora a través de la reflexión. Y esta le llega en forma de nanitas, el cuerpo de este androide con alma humana gana ahora la capacidad de dividirse en cada una de sus «células», con las posibilidades casi infinitas que eso conlleva.
Alexis: Vengadores I.A. suma un nuevo nombre a la constelación de héroes del universo Marvel. Esta misteriosa chica con ligeras capacidades precognitivas, amén de otros poderes sobrehumanos, se convierte en otro de los pilares de la historia de Humphries y su historia pasada puede convertirla en una pieza clave en los futuros planes de la editorial.
El Diamante: No contento con la tensa convivencia en la Tierra de humanos, mutantes e inhumanos, el guionista introduce una cuarta variable en la ecuación: las inteligencias artificiales. Esta es, sin ninguna duda la mayor y más importante aportación de este cómic. Un mundo entero encerrado en un procesador, miles de inteligencias individuales con la capacidad de evolucionar con completa libertad en lo que desee su imaginación… Pero invisibles al ojo humano al verse contenidas por los circuitos integrados de una placa base. Para mí está claro que Marvel terminará volviendo a por ellos, la única pregunta es cuándo.
«¡El lobo feroz es nuestra prioridad principal!«
Al final ni un crossover con Inhumano ni otro con Imposibles Vengadores consiguieron salvar a una serie con más conceptos que argumentos acertados. El dibujo de Araújo y Schiti, nada arriesgado y algo simplón en ocasiones, tampoco ayudó a que la serie despegara. Al final, Vengadores I.A. se queda en una curiosidad que Panini vende a precio de producto de lujo (25 eurazos) pero que deja un poso agradable de posibilidades futuras que, en manos de autores más inspirados, podrían cuajar en historias mucho más interesantes y exitosas.
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