«Recé para que Dios protegiese a Frank y le diese fuerza«

Culmina en estos tres nuevos números de la miniserie que está escribiendo Jason Aaron sobre el personaje de Frank Castle la primera gran parte del camino que se ha decidido que recorra el antihéroe a fin de renovarse y distanciarse de los supremacistas que se han hecho con sus iconos… o morir. Si en el primer arco argumental la historia nos llevó a un enfrentamiento desigual entre el Castigador y Ares, el dios de la Guerra que lo reclama como suyo, mientras que, a la vez, se nos iban relatando la infancia y la juventud de Frank y cómo la Mano metió la ídem en ambas. Ahora Castle parece abrazar por completo su nueva posición como sumo asesino, comunión que se escenifica con un nuevo enfrentamiento de éste con Daredevil (que continuará en la propia serie del justiciero ciego), y su poder y violencia aumentan al tiempo que Ares vuelve a escena para tratar de acabar con su protegido. Las historias de su pasado viran ahora hacia un relato de su relación con el amor de su vida y sobre el regreso de Frank del frente.

Aaron sigue empeñado en presentar a su protagonista como un personaje profundamente trastornado y necesitado de ayuda psicológica. El Frank que vuelve de la guerra, como ha ocurrido tantas veces antes con otros tantos combatientes, se trae la guerra consigo a casa y la convivencia con él comienza a ser insufrible… hasta que es él mismo quien se enfrenta a sus demonios y pide ayuda. Vemos entonces, en estas secuencias del pasado, a un Frank que alterna episodios de comunión con su esposa e hijos con otros de profunda soledad en los que se va a dormir al jardín al no ser capaz de sentirse a salvo dentro de su propia casa. Aaron disfraza esto en parte por la perenne presencia de ninjas de la Mano que lo están vigilando las veinticuatro horas del día, pero la imagen real ya está plantada: Punisher, cuyos métodos y emblema han asumido los más violentos de los estados Unidos no es más que otro hombre roto desesperado por encontrar su redención.

«Es como si los recuerdos fuesen heridas dentro de mí«

A la espera de que ésta llegue, o de que su familia caiga a manos del fuego cruzado en un tiroteo, Aaron regresa al presente con una guerra sin cuartel entre Ares y sus apóstoles y Castle y todos los soldados fieles a la Mano que se encuentran a su disposición. La batalla es brutal y se cierra con un nuevo ascenso de nuestro protagonista, al que se enfrentarán (en lo que se me antoja como el principio del fin de este arco) algunos de los pesos pesados del mundo de las sombras y de la calle de la Casa de las Ideas. ¿Mi predicción? Que la batalla que se avecina no será tal y que lo que de verdad estamos a punto de ver es la confrontación final de Frank con la organización de asesinos que ha tratado de utilizarlo desde que diera comienzo esta historia.

El Castigador #9

Con todo, la serie que nos está trayendo Panini recupera al mejor Jason Aaron y al mejor Frank Castle. El guionista que ha dado tantos bandazos con sus Vengadores vuelve a demostrar que lo que de verdad se le da bien a él son las historias de un único protagonista, en las que puede invertir tiempo y recursos en profundizar en su psicología y motivaciones. No tengo muy claro qué clase de Castigador saldrá de toda esta orgía de desmembramientos, pero el camino hasta descubrirlo está siendo de lo más entretenido. Justo lo que le hacía falta a un personaje en vías de renovación.