Segunda entrega de la fantástica Estela Plateada concebida por Dan Slott y Michael Allred con la que el antiguo heraldo de Galactus, junto a Dawn Greenwood, surca los confines del universo en busca de nuevos mundos por descubrir y explorar. La pareja toma así el testigo de los exploradores espaciales por antonomasia, la tripulación del U.S.S. Enterprise. Obviamente esto no es Star Trek, pero el fondo no deja de ser similar, con nuestros protagonistas recorriendo el espacio viviendo asombrosas aventuras y conociendo los más extraordinarios lugares. Y Dan Slott nos convierte en testigos privilegiados de ello.

Estela Plateada es quien pone el nombre a la cabecera, pero la serie no trata sobre él, sino sobre Dawn. Es sobre el viaje iniciático de esta chica sobre lo que trata el relato. Estela es solo la herramienta que le ayuda a completar su viaje externo, a través de las estrellas, e interno, en el que conoce su verdadero potencial y cuál es el lugar que le corresponde. Esta es una historia de crecimiento personal, de maduración… y de amor.

Slott y Allred toman el punto de vista de Dawn para desarrollar su historia. Esto abre muchas posibilidades, permitiendo, por ejemplo, conocer a Estela desde una perspectiva diferente, así como favorecer la cercanía con el lector, que puede identificarse mucho mejor con una chica normal y corriente que con un ser extraterrestre poseedor de un inmenso poder cósmico.

Desde este enfoque los autores pueden (y de hecho es lo que hacen) ahondar en la historia del héroe y relatarla ofreciendo nuevos matices e interpretaciones. ¿Y qué hay más determinante en la trayectoria de Estela Plateada que su etapa como heraldo de Galactus? La tentación es grande y Slott no deja pasar la oportunidad de adentrarse en ello. Pero, siguiendo la lógica de la colección, lo hace a través de la mirada de Dawn, observando como reacciona ella ante tal descubrimiento.

Dawn solo conoce de Estela lo que ha vivido con él a lo largo de esta primera etapa de la serie, pero no ha podido indagar en su oscuro pasado. Ahora, enfrentados ambos a la terrible realidad, su relación es puesta a prueba. En este sentido la serie sigue en cierta forma la estructura de cualquier relato romántico en el que dos personas, en apariencia opuesta, se conocen y chocan, pero las circunstancias les obligan a pasar tiempo juntos y ya se sabe, el roce hace el cariño. Cuando todo parece ir bien encaminado, surgen los conflictos y se alejan el uno del otro (este es el punto en el que estamos en este segundo volumen), para, finalmente, darse cuenta de que no pueden estar el uno sin el otro.

 
Dan Slott ha vestido de cómic superheroico la historia de amor de dos almas incomprendidas que anhelan encontrar su lugar en el mundo. Un romance, además, que dado el carácter desenfadado y divertido tanto de las tramas como de la dinámica de la pareja, podemos considerar dentro de lo que sería una comedia romántica. El amor está en el aire, y en el espacio.