«¡Entonces es como la Unión Europea!«

Pega fuerte la nueva entrega de los Guardianes de la Galaxia de Al Ewing. Por si el cierre del capítulo anterior no hubiera sido lo suficientemente rompedor (con la unión del Doctor Muerte a las filas de este grupo en expansión), en el número de este mes nos encontramos con un cruce con S.W.O.R.D., algunas interesantes revelaciones en torno a la época de ausencia de Quill, referencias a un buen puñado de series y un final tan apoteósico que va a gozar de su propia saga y su propio cruce de series galácticas. El aún guionista de El Inmortal Hulk está jugando fuerte ahora que goza del favor de la Casa de las Ideas y nos está proponiendo una renovación total no sólo del equipo de los Guardianes de la Galaxia, sino del propio espíritu y del concepto detrás de este grupo.

Lo dice el propio Magneto en un momento de este cómic: los Guardianes se fundaron prácticamente como un grupo de soldados de fortuna, unos aventureros espaciales. Sin embargo, bajo la batuta de Ewing el equipo ha evolucionado para convertirse en la suerte de Vengadores espaciales que siempre se deseó que llegaran a ser y que ningún otro autor antes logró alcanzar. Los Guardianes actúan ahora coordinados, con objetivos claros y motivaciones altruistas, e intentando no perder por el camino el espíritu rebelde que siempre les ha caracterizado. Puede antojarse una tarea complicada aunar ambos modelos (el rebelde y el organizado), pero el nivel de los enemigos al acecho va a ser tan formidable que poco tiempo van a tener nuestros protagonistas para pensar en todo este asunto.

«Se acerca un cambio… eso lo sé con certeza«

Como decía más arriba, el guionista se lleva a Peter Quill y a Nova al centro de operaciones del grupo comandado por Abigail Brand, invitados a participar en la muy publicitada Gala del Fuego Infernal (que más adelante trataremos en esta revista a través de las muchas colecciones que la llevan en portada) de los mutantes. Allí asistimos a una pelea de instituto sin demasiado sentido que rápidamente queda sofocada y, aún más rápidamente, queda explicada con una inteligente reflexión acerca de la simplicidad de los personajes y los enfrentamientos en los cómics de antaño frente a la enorme complejidad de las tramas, sus protagonistas y el contexto que leemos hoy en día en cualquier cómic de superhéroes. Este tipo de reflexiones son muy del gusto de este autor (que también suelta un estupendo chiste, no apto para mentes obtusas, acerca del funcionamiento de la Unión Europea al principio de este número), que no pierde oportunidad para reflejar en sus cómics su manera de ver la vida, el capitalismo, las actuales democracias o los grandes problemas sociales que preocupan al ser humano del siglo XXI.

Guardianes de la Galaxia #15 (#90)

Todo esto conduce al desenlace del capítulo que os comentaba antes. Ewing lleva a los Guardianes (y, por ende, a toda la Marvel galáctica) a un nivel completamente nuevo al enfrentarles a un enemigo muy lejos de los planetas vivientes, dictadores espaciales o líderes de sectas universales a los que suelen enfrentarse. A la saga que está por comenzar (Aniquilación Final) pertenecen a buen seguro algunas de las viñetas del futuro que pudimos ver al final de la terrible saga de Imperio. Puede que algo de lo que se muestre en la Gala que han montado los mutantes cambie las reglas del juego espacial, pero antes de poder comprobarlo, nuestros personajes van a tener que sobrevivir a una prueba aún más dura de la que supusieron los locos dioses del Olimpo.