Panini Cómics se despide de los Guerreros Secretos de Jonathan Hickman con este quinto y último tomo de la recopilación que han llevado a cabo bajo el sello Marvel Saga. Un último volumen que nos permite valorar en su conjunto la andadura del guionista al frente de las vidas de Nick Furia y sus guerreros y su encarnizada (y secreta) guerra contra HYDRA y Leviathan. Con algunos altibajos -como ya dimos cuenta en su momento-, Guerreros Secretos puede verse como una estimable aventura que funciona en paralelo y prácticamente al margen de las series más mediáticas de Marvel Comics, y que si bien su poso o impacto es anécdotico a la vista del tiempo, tiene una gran importancia a la hora de servir de precedente a los grandes planes que llevaría adelante Hickman en sus siguientes proyectos.

«¿Éste es el final que quieres?«

Y es que algunos de los modos de hacer de esta serie: tramas pensadas a largo plazo, saltos en el tiempo, repartos más o menos corales, apoyo de infografías y esquemas cargadísimos de información… serían luego trasladados (y mejorados) a sus 4 Fantásticos o sus Vengadores. Con esto en mente, podéis haceros una idea de lo que nos depara Círculos dentro de círculos. Los cinco capítulos aquí reunidos recogen las tramas todavía abiertas, así como otras que parecían ya finiquitadas y les da un último golpe de efecto que añade una sorprendente lectura sobre lo que creíamos saber. Algunas de las ideas y situaciones que dabamos por sentadas cobran una nueva dimensión que nos emplaza a reflexionar y volver sobre los tomos anteriores en busca de posibles pistas o de matices que se nos pudieron pasar por alto.

Algunas de las sorpresas igual resultan un tanto artificiales y requieren de cierta fe por parte del lector para darlas por válidas, pero la apuesta por reescribir el significado de lo acontecido hasta llegar a este punto es valiente por parte del guionista, que siempre nos invita a volver a sus obras una vez concluida la primera lectura. Por invitar, Guerreros Secretos invita incluso a recuperar S.H.I.E.L.D. a través de la aparición de cierto personaje al que conocemos en el segundo capítulo del tomo. Para muchos resultará un detalle menor, pues ni el propio Hickman va más allá; pero para quienes sigan la trayectoria del guionista en Marvel es un guiño muy estimable que ayuda a cohesionar los diferentes proyectos en los que ha participado, estableciendo conexiones entre todos ellos.

En ese ánimo de cerrar círculos y no dejar preguntas sin respuesta, Hickman ahonda en el pasado de algunos personajes y se mete -más aún si cabe- en el sugerente mundo del espionaje- Secretos de estado, identidades secretas, traiciones, planes de dominación… Ian Fleming y su James Bond estarían encantados con este relato de superespías.