«Chicos… ¿dónde estamos?«

Otra serie que se suma al homenaje del gran villano de los mutantes con motivo de la última película de la Patrulla-X en el cine. Las Guerras de Apocalipsis llevan a parte del equipo de tormenta adelante en el tiempo (mutantes y viajes en el tiempo, ¿quién lo hubiera pensado?) para enfrentarse a una amenaza más allá de toda comprensión, pero con un fuerte anclaje en los acontecimientos del presente, tanto los de este equipo como los del resto de series sobre el homo superior.

Jeff Lemire aprovecha este evento para seguir investigando cómo se enfrentan a la posible extinción los distintos mutantes y en esta ocasión nos lleva de visita para volver a ver a uno de los más siniestros y peligrosos: el Hombre de Azúcar. Bajo este sobrenombre tan dulce se esconde un ser torturado perteneciente a la oscura Era de Apocalipsis (qué propio, ¿no?) que se dedica a experimentar con los genes de sus congéneres, tratando de fabricar a los más aptos para su amo (cuando estaba al servicio del villano) o para sí mismo, como parece estar haciendo ahora. En el número de julio contemplamos como Cerebra y Forja detectan de pronto a seiscientos nuevos mutantes, circunstancia que deciden investigar Coloso y su grupo de estudiantes.

«Supongo que seguimos sin caerles bien a los inhumanos«

Más allá de la trama (sobre la que iré dentro de un momento), centrémonos en los estudiantes que escoge Coloso. Desde que Lobezno, en la etapa de Jason Aaron, inaugurase su propia escuela, cada autor ha tenido a un grupo de jóvenes mutantes favorito al que poner en primera plana. Aaron tenía a Nydo, Oya, Génesis y el brillante y problemático Quire (tres de los cuatro han desaparecido literalmente de las páginas de las colecciones mutantes… ¡uf!), Jason Latour mantuvo a Quire, pero su paso por la franquicia fue tan efímero que ni cuenta y al final, con el experimento que vino a llamarse Spiderman y la Patrulla-X, nos encontramos con un cacao en el que se rescataba a personajes como Glob Herman, Ernst o la Chica Nula, entre otros. Ahora Lemire recoge a estos tres personajes (fruto de la laureada etapa de Grant Morrison al frente de la franquicia) y los hace acompañar de Camaleón, un chaval simpático y (por lo que hemos visto en sus conversaciones con Bobby) bastante maduro, y los sitúa como su nueva elección de «promesas de futuro». No sé hasta qué punto alguno llegará a ‘promocionar’ (para mí, hasta ahora el único caso claro de esto ha sido Kitty Pryde y han pasado muchos años desde entonces), pero me alegra ver a Glob de nuevo por estos lares. Reducido a un chiste con patas durante muchos años (Aaron directamente lo envileció), el personaje fue sensacionalmente rescatado por Elliott Kalan en su miniserie, haciendo de él un chico tímido en el que nadie había nunca confiado lo suficiente como para poder ver su potencial superheroico. El hecho de que Lemire vuelva a confiar en él no puede parecerme más acertado.

La Extraordinaria Patrulla-X #9

Frente a estos cuatro pipiolos, el guionista monta un mundo como el que podéis ver un poco más arriba. Teniendo tan reciente el Mundo de Batalla, Lemire tira de un concepto muy similar para generar este Omega World, formado por diversas realidades en las que una fracción del universo Marvel, o un simple personaje, han sido seleccionados por Apocalipsis como los más adaptados para sobrevivir a su Ley del más Fuerte. Resulta especialmente gratificante el noveno número de La Extraordinaria Patrulla-X al relatarnos por medio de saltos las aventuras de los jóvenes mutantes en sus saltos entre mundos. Sin embargo, la comedia y el cómic de aventuras terminan pronto y son sustituidos por la tradicional batalla entre jinetes y mutantes cuando Tormenta y el resto de los integrantes de la Patrulla consigan regresar al futuro en busca de Coloso y sus pupilos.

En general, creo que Lemire está aprovechando bien un crossover que podría quedar como anecdótico, haciendo crecer a los personajes a su cargo y desarrollando aún más las relaciones entre todos ellos. La Extraordinaria Patrulla-X, como serie central del universo muti, sigue evolucionando de manera imparable y dándonos momentos de auténtico disfrute.