Escrita por Emily Kim (guionista en las televisivas Quantum Leap y Besos, Kitty) e ilustrada por Takeshi Miyazawa, la nueva miniserie de Seda (publicada por Panini Cómics) enfrenta a la heroína arácnida a una villana inspirada en el folclore coreano a través de la cual Cindy sacará una valiosa lección sobre sí misma.

«Venga ya, tío. No merece la pena»

Una tónica que lleva siguiendo Seda en sus diferentes iteraciones es la de que cada aventura supone un aprendizaje sobre sí misma y su entorno. Encerrada en un búnker durante una década (ya sabéis, por eso de no ser comida por los herederos), Seda salió al mundo con la ansiedad de recuperar el tiempo perdido y encontrar su lugar a marchas forzadas. Unas prisas que, como dicen, nunca son buenas compañeras porque te impiden ver lo que tienes justo delante.

Quizás por ello personajes como Jonah Jameson han encajado tan bien en el entorno de la araña coreana. Intenso como él solo, es una figura que le recuerda -en estas páginas de manera explícita- que deje de obsesionarse tanto con el futuro y que viva el presente. En este contexto encaja también la villana elegida por Kim para poner en aprietos a la protagonista: una bruja de la dinastía Joseon capaz de absorber la fuerza vital de sus víctimas. Como Seda -a su manera, claro está- fue desposeída de una vida y un futuro que quiere recuperar a toda costa.

A este respecto en esta aventura resulta tan importante la trama puramente súper heroica como la que afecta al entorno cotidiano de Cindy. Nuestra protagonista está tan preocupada por el tiempo perdido y por ver cómo sus seres más cercanos parecen evolucionar mientras ella sigue estancada que olvida vivir y crecer ella misma. A veces solo es necesario un cambio de perspectiva para valorar lo conseguido por uno mismo. Y en ese camino ya está Seda.