Con mucho frío y cada vez más gente, prosigue la 67 ª edición de la Berlinale y salvo por una excepción, seguimos esperando la gran sorpresa, la gran película, la película del Festival. La sección Panorama nos ha ofrecido un título español del que se hablará mucho este año y dividirá a crítica y público y un drama inglés imprescindible. Por otro lado, parece que los programadores del festival han reservado las grandes obras de Sección Oficial para los últimos días, puesto que llevamos ya cuatro títulos de los que compiten por el Oso de Oro y son cuatro obras de cuestionable calidad. Veremos…
Pieles de Eduardo Casanova
Tras sus polémicos cortos, Eduardo Casanova extiende su peculiar universo en Pieles que, compitienendo en la sección Panorama, narra las historias cruzadas de una serie de personas con imposibles malformaciones. Ana Polvorosa, Jon Kortajarena, Carmen Machi, Candela Peña y Secun de la Rosa dan vida a los protagonistas de una película grotesca (en el mejor sentido de la palabra) e impactante, Casanova perturba a cualquier espectador con sus oníricas y ‘horteras’ imágenes, sostenidas en una dirección de arte de cuestionable buen gusto que no deja indiferente a nadie. Pieles puede gustar más o menos, peor sería insensato negar la personalidad y carácter del estilo del joven cineasta; la película tiene muchos defectos, pero sus potentes imágenes no serán fáciles de olvidar y este chico apunta maneras, no sería raro que rascase algún premio.
Felicité de Alain Gomes
La Berlinale es famosa por premiar películas con temas sociales y aquí llegó la primera. Una obra senegalesa que cuenta la historia de como una mujer reúne el dinero que necesita su hijo para ser operado. Sí, casi dos horas viendo a esta mujer corriendo de un lado para otro en una película con personalidad nula además de ser maniquea y manipuladora. No le pueden pasar más cosas a esta señora y, lo peor de todo, es que trata de meter humor con una subtrama que sólo puede definirse como ridícula. Al jurado le encantará y al público también, pero creo que ya se debería dejar de intentar remover conciencias de estas formas tan poco éticas. Es una película muy olvidable en la que todo se resuelve en su primera hora y el resto es tratar de poetizar algo completamente vacío y obvio.
Wild Mouse de Josef Hader
El cine para señoras también tiene su hueco en la Sección Oficial y lo tiene en forma de comedia austriaca sobre la venganza de un crítico musical hacia su jefe tras ser despedido. Casposa, irritante y sin gracia alguna se presenta esta película digna de las sobremesas de TVE, una película que pretende ser inteligente, subversiva y crítica pero se queda en un actor poniendo cuatro caras y haciendo «excentricidades» y, por si esto no fuese suficiente, pretende ser crítica (volvemos al cine social) y en cuanto puede el director mete, sin razón alguna, el sonido de un televisor o de una radio que habla de los refugiados o la guerra en Siria. Ni comedia, ni obra social, Wild Mouse supera en bobadas por minuto a la, ya criticada On Body and Soul y hace que parte de la prensa se lleve las manos a la cabeza tratando de buscar una explicación a su presencia en la Sección Oficial.
God’ s Own Country de Francis Lee
Recién llegada, y con premio, desde Sundance, en la sección Panorama se presentaba este drama gay ambientado en la campiña inglesa. Lo que parece ser una premisa muy tópica: descubrimiento de la homosexualidad y aceptación, se convierte en un drama íntimo y muy personal. God’ s Own Country es una película preciosa que, al igual que The Wound, sigue apostando por eliminar los estereotipos e iconografías asociadas a la masculinidad. Francias Lee orquesta una película de una pureza impecable y un realismo extremo sin necesidad de ser explícito o visceral, dejando que los actores saquen todas sus emociones sin tampoco saturar o ponerse demasiado intenso. El festival da a conocer a un director de un estilo poético y, lo más importante, cercano al público y es que God’s Own Country parece el principio de una prometedora carrera.
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