«¿Y no quieres liberarla porque ‘necesitas ideas’?«

Llegamos al tercer volumen de la estupenda reedición que se está marcando ECC de Sandman con un tomo sensiblemente más delgado que sus predecesores por motivos argumentales: se cierra aquí la primera etapa de la obra de Neil Gaiman a la espera de que en el cuarto tomo veamos despegar la segunda parte de la historia. El precio unitario de los tomos puede doler esta vez, pero también se ha de tener en cuenta el ahorro que han supuesto las anteriores entregas, unas cosas por otras.

País de Sueños agrupa cuatro historias cortas no relacionadas entre sí más que por la omnipresencia de Sandman (y con la última ni esto) que ahondan aún más en el rico universo que el autor creó a finales del siglo pasado alrededor del mito de los Eternos. Dada la extraordinaria variedad y riqueza de los relatos, merece la pena detenerse brevemente en cada uno de ellos.

El tomo comienza con Calíope, una historia triste y oscura (al más puro estilo Gaiman) sobre el rapto y la violación sistemática de una musa por parte de un par de escritores desalmados. El autor parece plasmar aquí sus más oscuros deseos (y en el fondo los de cualquier otro creativo) por capturar la esencia misma de la inspiración para evitar las noches sin dormir y el inevitable vértigo frente a la hoja en blanco que todos los escritores han sufrido una y otra vez. Sin embargo, Gaiman cierra la historia con un alegato a favor del trabajo duro que deja bien clara cuál es la posición del autor frente al éxito fácil y al mercadeo del talento.

«Seguimos a esos fantasmas con la mirada mientras los humanos no ven nada«

A Calíope le sigue una fábula no exenta de cierto humor macabro que habla sobre el sobrecogedor poder de los sueños, capaces de influir de una manera absoluta en la realidad, tanto de una manera perceptiva como desde el punto de vista más pragmático. Un Sueño de Mil Gatos nos sugiere que basta con soñar una cosa con la intensidad suficiente para que ésta encuentre reflejo en el mundo real. Se nos habla una vez más de las tenues fronteras que separan el Reino de los Sueños de nuestro día a día y de la libre circulación de las ideas, las experiencias y los deseos entre cada uno de estos «lugares».

¿Que decir de El Sueño de una Noche de Verano? Ganadora del World Fantasy Award de 1991 (a posteriori se modificaron las bases del certamen para que ningún cómic volviera a tener opciones de ganarlo), esta historia está considerada como una de las mejores creaciones de Gaiman. El guionista nos traslada a los primeros años de la carrera de Wiliam Shakespeare para mostrarnos la representación de su mítica obra ante un público formado por los propios personajes de la misma. Este concepto, reutilizado más adelante por multitud de autores (como ya vimos en Dampyr), otorga a la historia un halo de belleza y magia innegables que cautivan al lector hasta dejarlo con la boca abierta. Se trata de un acercamiento al gran autor británico desde una perspectiva inédita que lo aleja de lo humano (elevándolo a un nuevo Olimpo hecho según la mesura del guionista de este cómic) y que vuelve a hacer hincapié en la difícil relación entre el creativo y su obra.

«Estoy en todas partes y también aquí, hablando contigo«

Para cerrar la tercera entrega el autor recupera a un personaje que siempre ha gozado de su adoración, por más que una vez acabada la era del pulp su peso en las tramas de DC y Vértigo quedó reducido al de un simple fotón. La Mujer Elemental (versión femenina de Metamorfo a la que también hemos podido vislumbrar en los últimos compases de 52) sirve a Gaiman para hacer otra sentida defensa de la hermana mayor de Sueño y de su trabajo. Muerte se muestra en esta ocasión como una dama esquiva a la que la protagonista del capítulo busca sin descanso y sin esperanza, presa de unos poderes que la apartan del resto de los seres humanos.

ECC cierra el tomo con una versión comentada del guión original del Sueño de una Noche de Verano, acompañado por los correspondientes bocetos de cada página. Este extra (también presente en la edición antigua de Planeta) nos permite disfrutar en primera persona del proceso creativo que hay detrás de cada obra maestra. Resulta muy interesante observar la manera de dirigir que tiene el autor de The Sandman y su modo de compartir con sus compañeros de aventuras la visión que él tiene de su mundo y las historias que en él se desarrollan.