Sobre Los Eternos de Neil Gaiman siempre ha habido un halo de obra de culto, tanto por lo que supuso en su momento (revitalizar a unos personajes que no habían dejado de dar tumbos desde hacía demasiados años), sino porque luego ha sido una obra difícil de encontrar en librerías o en el mercado de segunda mano. Por suerte, el estreno de los personajes en el cine y la publicación, por parte de Panini Cómics, de su Colección Los Eternos, nos ha dado la oportunidad de redescubrir a estos seres que se codean con los dioses como ningún otro personaje del universo Marvel.
«¿Ikaris te ha convertido en eso?«
La intención de Marvel con este encargo a Neil Gaiman y John Romita Jr. no era otra que la de actualizar las creaciones de Jack Kirby y reintroducirlas en la vorágine del cosmos marvelita, que por aquel entonces sufría las secuelas de la Guerra Civil (hay varias alusiones respecto al registro de superhéroes). Por tanto, aunque el legado de Kirby es importante, el lector que llega de nuevas puede hacerse una idea más o menos clara de quiénes son estos personajes y cuál es su encaje en un mundo que cuenta con héroes como Thor o Hulk entre sus grandes defensores. Es cierto, sin embargo, que el guionista da por sabidos algunos conceptos y si alguien no está familiarizado con este rinconcito del universo Marvel, concluirá su lectura aún con algunas cuestiones sin responder.
Porque Del Génesis al Apocalipsis no es, ni de lejos, un reinicio para los eternos. No les vemos nacer y descubrir sus poderes (al menos no de la forma convencional). Gaiman apuesta por un «despertar». Se trata de personajes que han estado dormidos o ausentes durante mucho tiempo y recobran la conciencia de quiénes son. Obviamente las cosas no son tan simples y a medida que avanzamos en la trama descubrimos que hay profundas implicaciones que afectan al mismo planeta.
Como introducción resulta muy interesante, más aún para quienes la lectura de las historias clásicas de los personajes se les puede hacer cuesta arriba. Ahora bien, la fuerza del arranque se va desinflando poco a poco, pues la aventura narrada apenas empieza a despegar cuando la miniserie llega a su final. El guionista se recrea mucho en los personajes, a los que construye con mimo, pero a los que en su mayoría el conflicto que vehícula la acción les resulta indiferente.
El de Los Eternos: Del Génesis al Apocalipsis es un Gaiman menor, sin mucho interés en su propia historia. Es más, la conclusión de esta aventura la llevan a cabo otros autores. Tras los siete números que componen este tomo, Marvel y Gaiman separaron sus caminos y Daniel y Charles Knauf cogieron el testigo en una nueva miniserie (con Daniel Acuña entre sus dibjantes) que intentaría acotar lo expuesto por el autor británico.
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