El Gurú de las Bodas

El gurú de las bodas: Enlaces, puro teatro


Esa maniobra de contratar amigos, a los que nos hemos criado en una cultura tan extrovertida como la nuestra nos resulta bastante anómalo. Claro que hay que mirar las distancias y circunstancias de la sociedad americana para entender el alquiler de allegados. Con una premisa que suena así de triste parte el argumento de El gurú de las bodas. Pero Jeremy Garelick ha hecho una comedia, y siguiendo al dedillo el manual del género gamberro: nada será novedoso, lo que no quita que sea fructífera. Porque un buen rato hace pasar, aunque cueste reconocerlo.

 

Es comedia en estado puro, aunque la película bebe y mucho de otras tipologías: la diversificación “peli de bodas” casi siempre está protagonizado por papeles femeninos, pero parece que cada cierto tiempo nos sorprende una cinta sobre “hombres al borde de un ataque de nervios ante un enlace”: Hugh Grant fue el pionero en 1994 con Cuatro bodas y un funeral , o incluso Vince Vaughn y Owen Wilson en De boda en boda en 2005. En el celuloide, quizá también en la realidad, para ellos casamiento es sinónimo de ligoteo, estrés e incomprensión ante celebrar banquetes. Lo de la organización se lo dejan a ellas, y en este caso Doug, el protagonista, se ve arrastrado por su prometida para festejar un verdadero bodorrio.

 

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Después de verle en roles de esbirro simpático, Josh Gad por fin tiene un protagonista diseñado para sus hechuras. Él es Doug, un buen tipo al que se le ha ido de las manos lo de celebrar el desposorio. Es un tipo solitario y sin amigos pero no ha sido por su culpa –la trama es perseverante en recordarlo-. La solución a sus percances pre-desposorio están personificados en Jimmy, un caradura que ha hecho negocio en eso de alquilarse por horas como padrino de bodas. El humorista Kevin Hart es el que con mucho desparpajo le resolverá la papeleta. Ambos hombres negocian, chocan en un inicio y se van conociendo hasta comprender que son almas en pena y gemelas el uno del otro.

 

Kaley Cuoco es la secundaria más popular, aunque su estereotipado rol no la hace brillar tanto como en The Big Bang Theory. Desaprovechados también están Jorge García o Mimi Rogers. Normal, el guion les eclipsa: esta es una comedia de situaciones jocosas, malentendidos, bromas de colegas, gesticulaciones, despliegue de verborrea y esquivar marronazos. Esto es cine de fórmula y su surtido de bromas son elementales: chistes verdes, escenas que parecen homenajes a los Farrelly, consecuencias al estilo Resacón en Las Vegas y muchos guiños a otras películas –muy ocurrente y bien vista la referencia a Los Goonies–. Lo que no quita que tenga varios puntos disfrutables a base de carcajada.

 

En la versión española Florentino Fernández y Dani Martínez prestan sus voces a los personajes principales, y –dado lo fiascos que hemos presenciado en otras ocasiones con famosos en tal tesitura– para consuelo de los defensores acérrimos del doblaje, hacen una traslación muy correcta (a excepción de un par de escenas que se desvían en exceso a su estilo). Sobre todo Martínez, que en esto de doblar actores reales es novel, y sale bien parado.

 

Sus moralejas, que las dejan bien evidentes al público, se dirigen a todos aquellos nerds y losers. Más allá de los chascarrillos, los temas universales de amistad y búsqueda de uno mismo se vislumbran. Y pone en tela de juicio, y se agradece, la extrema e innecesaria pomposidad de la que se hace gala a menudo en las nupcias.

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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