Cartel de Siempre Alice

Siempre Alice: Siempre Julianne


Alice Hawland tiene una vida perfecta: una familia de ensueño con tres hijos que serían el orgullo de todo progenitor; un hogar acogedor; una figura espléndida para los cincuenta años que tiene, y un trabajo como profesora de lingüística especializada en el aprendizaje del lenguaje. Familia diez, trabajo diez, porte diez,… el marco no puede ser más idílico. Y es aquí donde el mal de Alzheimer irrumpe y comienza el declive hacia la destrucción de la memoria.

 

El embalaje de la historia viene en forma de telefilme. Pero la sencilla puesta en escena supera el trabajo para televisión y con pocas puntadas pinta una historia de desgaste y devastación de la enfermedad en una persona. Y más punzante en este caso, tratándose de una experta en enseñanza: ella pierde su instrumento, el lenguaje y su conocimiento.

 

Moore y Stewart, madre e hija en Siempre Alice

Moore y Stewart, madre e hija

 

Una estampa tan modesta y en algunas ocasiones tan árida. En su mayor parte la película se compone de escenas costumbristas de una típica familia media americana y sus anécdotas triviales: la alegría de un embarazo, la presentación de una novia, el viaje de estudios de una hija, etc. En lo cotidiano se encuentra con el espectador y ahí es donde le lástima, porque éste lo ve cercano.

 

La fuerza radica en su protagonista Julianne Moore, que magistral y comedidamente enseña la mengua de esta mujer. El título es un trabajo pequeño que, dejando aparte la tragedia de la enfermedad, sirve para que la actriz se luzca como siempre sabe hacer. Sale a pantalla con cara lavada, sin necesidad de maquillaje y manifestando en sus gestos la gradual y pronta senilidad. Ella, nominada cuatro veces bien merece que a la quinta vaya la vencida, porque hace una paciente más de esta afección dentro del cine, como ya hubo unas cuantas más (El diario de Noa, ¿Y tú quién eres?, El hijo de la novia, Arrugas, por nombrar algunas).

 

Richard Glatzer y Wash Westmoreland no se esmeran en hacer un retrato agónico de la protagonista. Partiendo de la novela de la que se basa se enfocan en ella y su deterioro, por eso la cámara, los silencios, las conversaciones con su hija o las consultas con el doctor girarán en torno al torbellino sigiloso que hace Moore.

 

Moore y Baldwin, marido y mujer en Siempre Alice

Moore y Baldwin, marido y mujer en Siempre Alice

 

La perfecta familia está compuesta con un acertado y atractivo casting. Su marido es Alec Baldwin y queda correcto en el rol de cónyuge que convive con tal desconsoladora circunstancia. Kate Bosworth y Hunter Parrish son los hijos mayores de la aquejada, figuras pasivas frente a la benjamina; la hija pequeña es una sorprendente Kristen Stewart ya alejada del lado mainstream de la industria que sabe dar con acierto la réplica a su madre. Como el resto de los artilugios, bien sean estos un ordenador o un álbum de fotos, pertenece a una vida que se disipa.

 

Como melodrama no deslumbra ni aporta nada novedoso en su narrativa, aunque usa bien el código sin usar el atajo de la lágrima fácil: expone la irritación implícita que lleva consigo el Alzheimer.

 

Siempre Alice pasa de puntillas, no es aleccionadora ni metafórica, aunque por ahí haya mariposas revoloteando y aportando evidentes comparaciones. Puede que no sea la gran película de Moore, pero sí es su gran actuación: esa mirada vacua bien merece la estatuilla.

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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