Maggie's Plan

Maggie’s plan: Yo, yo misma y mis líos

Maggie está preparada para ser madre. El problema es que no tiene una pareja estable. Así que decide pedir a un conocido que sea el “donante”. Sin embargo, esto se le complicará cuando John, un colega de trabajo, se le declare. A su vez éste acaba de dejar a su mujer. Y he aquí la comedia de enredo. Neoyorkina e independiente, para situarnos mejor. Rebecca Miller (La vida privada de Pippa Lee) cuenta con una de esas historias entrañables que su casting engrandece: de un lado Greta Gerwig, la protagonista. Por otro, Ethan Hawke, en el rol de hombre en sus cuarenta años con problemas en su matrimonio y comprometido con su trabajo. Como secundarios, está Julianne Moore haciendo de esposa del anterior, así que a la actriz con un Oscar le toca hacer el papel antipático. Y Travis Fimmel (Vikingos, Warcraft) se encarga de hacer del chico con pocas luces.

 

Maggie's Plan

 

Gerwig y Hawke hacen roles que sólo ellos podría desempeñar. Es como si Miller, que también firma el guión, les hubiera tenido en la cabeza mientras redactaba el texto. La actriz parece la heredera de Woody Allen: si pudo ser Frances Ha sin problema alguno ahora puede enfrentarse a esta Maggie, una chica en otro momento de la vida diferente a la creada por Noah Baumbach, pero con sus inseguridades, sus inseguridades, sus meteduras de pata, y su círculo de amigos.

 

Lo grande de esta historia es que Miller no entra a juzgar a sus personajes y los trata con mimo. En la vida real las cosas también se complican, y no hay buenos ni villanos. Aquí sucede lo mismo: el resultado es una historia indie americana entrañable, agradable y disfrutable. Todo este galimatías que presenta el filme se basa en los lazos familiares actuales y se asume bien por parte del espectador: porque Maggie, al igual que su plan, no tienen para nada malas intenciones. Ella peca de ingenua pero actúa de manera honesta con los demás. Para asesorarla estarán Bill Hader y Maya Rudolph, la pareja de amigos escépticos y misántropos testigos de su plan.

 

La vida en Nueva York dio mucho de sí a Allen y otros cineastas para hablar de problemas de pareja. Con 92 minutos, la realizadora lo hace también. La comedia es inteligente, sutil, y hace una lectura sobre los valores familiares actuales con gran acierto.

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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