No puedo engañar a nadie cuando digo que la saga Terminator estaba muerta y esperando ser enterrada para siempre. Después de las dos primeras entregas –T2: El juicio final considerada una de las grandes obras del cine de acción del S. XX-, llegamos a una época donde lo más destacable que tuvimos de Terminator fue la serie de Las crónicas de Sarah Connor, porque las continuaciones cinematográficas fueran unas grandes decepciones. Terminator 3: La rebelión de las máquinas, Terminator: Salvation y Terminator: Genisys, en particular, dejaron en evidencia que la saga cuando salió de las manos de James Cameron no tenía ningún tipo de interés. Ahora, veintiocho años después, James Cameron regresa a la franquicia de la que nunca debió salir. Terminator: Destino Oscuro es el regreso de la saga a sus raíces, a la acción sin cuartel y el ritmo imparable de las dos primeras entregas. Tim Miller, director de Deadpool, toma el mando de la dirección y nos regala algunas de las mejores secuencias de acción que veremos en la franquicia. Terminator: Destino Oscuro es, definitivamente, el mejor regreso posible que podía tener la franquicia.

Lo primero que hay que decir es que Terminator: Destino Oscuro es secuela directa de T2: El juicio final por lo que se ha eliminado por completo cualquier resquicio de las tres últimas entregas de la franquicia. Es más, la cinta comienza con el testimonio de Sarah Connor en la grabación del psiquiátrico de T2 y desde ahí arranca la historia. En esta ocasión, John Connor no es el objetivo de los terminators, sino una chica llamada Daniella Ramos, que es también parte importante de la resistencia del futuro. Para ello envían a una mujer, Grace, una humana aumentada con exoesqueleto metálico por dentro para hacerla resistente y capaz de plantar cara a los nuevos Terminators, los Rev-9, unas máquinas capaces de duplicarse. Y para hacer frente a todo esto y, conseguir poner a salvo a Daniella, aparece en acción Sarah Connor que ha estado los últimos años dando caza a los terminators que Skynet hubiera enviado durante todos estos años. Y lo cierto es que con todo esto parece que estamos contando la sinopsis de T2 pero modernizada. Y es que en parte Terminator: Destino Oscuro juega a eso, a ser una especie de remake/reboot de las dos primeras entregas dando al espectador cosas nuevas pero que recuerdan a lo que ya vimos en sus dos primeras entregas.

Después de cinco entregas es complicado sorprender al espectador con algo realmente novedoso, y creo que en parte James Cameron es consciente de ello. Por eso, la historia coge lo mejor de Terminator y Terminator 2: El juicio final, e ideas interesantes que tenían las tres entregas fallidas, y le da una vuelta de tuerca. Y es que durante la cinta vamos a ver situaciones que nos recordarán a lo que vimos anteriormente, pero ahora con mucha más frescura, más dinamismo y sin dar respiro al espectador. Sin ser una comparación como tal, el ritmo al que somete Terminator: Destino Oscuro se asemeja al de Mad Max: Furia en la carretera, que no daba ni un minuto de respiro al espectador. Aunque Terminator: Destino Oscuro se toma ciertos respiros cuando tiene que presentar algún personaje o quiere que la historia sea importante. Y es que si en T2: El juicio final querían contar historia de que el destino que tenemos ya viene marcado desde hace tiempo, en Terminator: Destino Oscuro nos quiere hacer reflexionar sobre cómo el destino es el que nosotros mismos nos vamos labrando durante nuestra vida y serán nuestros actos los que determinarán quiénes seremos en el futuro.

También han querido dar un pequeño «palo» a la política inmigratoria de Donald Trump, pues nuestra protagonista es latina y derriba todos los muros que pudiera haber para convertirse en la heroína de la historia. Y es que Natalia Reyes, la nueva John Connor, es una auténtica todoterreno. Tiene la inocencia que tenía Linda Hamilton en la primera Terminator, pero tiene a su vez la fuerza de Linda en T2. Es la simbiosis perfecta de los dos personajes. Mackenzie Davis se convierte en la nueva “fuck ass” oficial de la franquicia. Es rápida, es fuerte, es dulce y es capaz de plantarle cara a un Terminator casi indestructible. Además, tiene una de las secuencias de acción más espectaculares de los últimos años. Gabriel Luna como el Rev-9 está soberbio y toma el relevo perfecto que dejó Robert Patrick y su T-1000. Y Arnold vuelve a cumplir como el T-800. Además, hay alguna sorpresa en cuanto a elenco español dentro de la cinta que es mejor que los descubráis por vosotros mismos.

Terminator: Destino Oscuro es una muy buena película. Sabe que tiene que volver a conectar con el público después de tres entregas fallidas y lo hace de la mano de James Cameron. Tim Miller toma con pulso el reto de devolver a la franquicia a sus inicios, con una acción que recuerda mucho al cine de los 80 o 90 y que sirve además de tributo a la misma. Puede que copie situaciones y las mejore, pero es copiar con estilo y con autoridad. Esperemos que si siguen con la franquicia siga esta línea de acción sin respiro, con personajes carismáticos y que de verdad tengan algo que contar. Terminator: Destino Oscuro es una brutalidad.