Los exiliados románticos

Los exiliados románticos: Tres formas de amar

Los ilusos partieron de viaje a Francia. Una excursión de esas que se hacen con amigos que marcan. Uno de esos viajes que se recordará siempre, de los que te dejan huella, sin que haya grandes expediciones o paisajes exóticos en el destino o en el camino. Y es que allá donde haya amores de por medio, que se quiten el resto de viajes dentro de la tipología de migraciones estivales.

 

Los exiliados románticos

 

Hay reminiscencias a Truffaut, a Rohmer… al séptimo arte para ser exacto, como en las anteriores películas de Jonás Trueba. El retrato del chico (hijo de Fernando y sobrino de David) es de los jóvenes actuales, con demasiada frescura, tanta que parecen nuestros colegas con los que nos vamos a Malasaña cada fin de semana, y con los que uno iría de excursión a Francia, como es el caso. El director hace su siguiente ejercicio cinematográfico en forma de road movie con amor sin que la pasión desborde. En esa furgoneta se masca el espíritu love, pero éste no empalaga. No estamos en el cine puro de amor (amantes de la comedia romántica absténganse) con sensaciones impostadas, sino en un ejercicio de hacer cine y con recursos escasos. Y el resultado –sólo 71 minutos– es más que disfrutable, enganchando conversaciones que trocan de banales a profundas en un momento, y siendo interesantes para el espectador, que ya está dentro de la trama gracias a la vivaz fotografía.

 

Estos tres amigos se enfrentan al amor de forma diferente cada uno, como lo hace cada uno de los mortales, asume esas sensaciones cada uno a su manera.  No crea falsas expectativas ni hace grandes melodramas de lo que le sucede. Los chicos son creíbles, les pasan muchas cosas y todas son cercanas y más que realistas. Buenos requisitos para un ejercicio de libre creación, no apto para todos los públicos. Como ya le sucedía en Los ilusos, la historia supura encanto, dulzura. No se escapa de la etiqueta hipster, también la aceptamos.

 

Entrevista a Jonás Trueba por Los exiliados románticos.

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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