«No son gritos. Son vítores«
Hace relativamente poco hablábamos por aquí del especial que editó ECC sobre Dos Caras en su colección de Pura Maldad. Pues bien, aún no ha pasado un mes y nos vemos obligados a volver sobre este personaje por medio de la estupendísima historia que le dedicó James Robinson y que ahora esta misma editorial publica bajo el sello de Grandes Autores de Batman.
Hemos de remontarnos a 2006. Tras los sucesos de Crisis Infinita la santísima trinidad de DC se tomó un año sabático y esto supuso la ‘desaparición’ (sobre el papel, la editorial simplemente saltaría un año) de Batman, Nightwing y Robin, que se retirarían para entrenarse y tratar de servir mejor a la ciudad que juraron proteger. También supuso la publicación de 52, uno de los cómics que me enamoró hace años, que sigo recomendando encarecidamente y que pasaría a relatar lo que pasó en el mundo durante ese año en el que los héroes desaparecieron. En Gotham esto significó, al parecer, que un Harvey Dent curado y con el rostro reconstruido pasaría a proteger las calles durante la ausencia de los pesos pesados de la bat-familia.
«Lo único que sé es que me causas repulsión«
En este punto se monta en el carro Robinson. Batman vuelve a la ciudad tras su año de retiro y esto coincide con una serie de asesinatos que parecen apuntar al alter ego de Dent. ¿Ha vuelto Dos Caras o hay alguien más ahí fuera tratando de incriminar al ex-psicópata? El guionista cuenta en una historia de ocho entregas una seria trama que, conforme se va desenredando, vuelve a colocar las fichas como estaban mucho antes de la colisión de realidades que narró Geoff Johns. Asistimos, pues, a la larga caída de Harvey en el pozo de su desdoblamiento de personalidad mientras que Batman trata de volver a hacerse con su ciudad y de ofrecer a Tim Drake la oportunidad de ser algo más de lo que nunca soñó ser tras la muerte de sus padres y de su amigo Conner en el anteriormente citado crossover.
Lo único que le sobra a esta historia es un final quizás demasiado simplón. El lector apenas dispone de pistas para llegar a la conclusión a la que llega el Mejor Detective del Mundo y vale que ninguno de nosotros podamos llegar a ser tan geniales como Batman, pero al menos unas cuantas pistas de verdad habrían estado bien para que nos sintiéramos parte de la investigación.
En la parte artística, Don Kramer y Leonard Kirk (dibujantes titulares de Batman y Detective Comics respectivamente en aquella época) hacen una muy buena labor, pero con quien me quedo es con la inconmensurable Simone Bianchi, autora de una colección de portadas que quitan el hipo y que me hacen envidiar a aquellos que se compraron este cómic en su día en las librerías mes a mes. ECC, además, completa la edición con una galería de bocetos para agradar a los más fanáticos del lugar.
Deja un comentario: