«Un hombre armado es la mejor defensa ante la tiranía«
Catorce de febrero de este año, Parkland (Florida), 17 muertos en el tiroteo perpetrado en un instituto. Las Vegas, noviembre de 2017, 58 muertos tras un tiroteo indiscriminado desde la ventana de un hotel. Año 2016, Orlando, matanza de 49 personas en una discoteca… Cada día, de media, 93 personas pierden la vida en Estados Unidos por culpa de las armas de fuego (para cuando sucedió la tragedia de Parkland ya habían perdido la vida 1800 personas y mientras escribo estas líneas me entero de otros cuatro muertos más en Nashville). Estados Unidos presume de ser la primera potencia mundial mientras se desangra por su propia estupidez.
¿Cómo se puede justificar que desde 2011 hayan perdido la vida en ese país más de 200.000 víctimas de una bala? Estamos hablando del exterminio de una parte de la población equivalente a los habitantes de Pamplona o Santa Cruz de Tenerife. O a casi la mitad de los de países pequeños como Malta. ¿En serio los beneficios (cerca de 31.000 millones de dólares en 2016) de la industria que hay detrás de asociaciones pervertidas como la NRA bastan para justificar todas estas muertes? Y, sin embargo, en casi la mitad de los hogares norteamericanos hay, al menos, un arma de fuego. Es decir, o casi la mitad de los estadounidenses son cazadores o esa misma cifra la componen paletos e hijos de la endogamia. Lo dejo al saber del buen lector.
«¡Mira los que Harry el Sucio hizo por Smith & Wesson!«
Ann Nocenti escribe una historia a dos capítulos con Catwoman de protagonista absoluta (ECC la incluye en Grandes Autores de Batman por los pelos) y con el robo de un nuevo tipo de pistola como argumento principal. La trama comienza con Selina Kyle despertando en medio de una masacre en la que no acertamos a contar el número de cadáveres acribillados por las balas, a partir de ahí la gata nos irá contando la historia que la llevó hasta ese punto en un intento por lavar su nombre. Esta trama, sencilla en apariencia, le sirve a la autora para publicar un estupendo canto contra las armas y su abrumadora presencia en Estados Unidos, sobre todo entre los sectores más desfavorecidos de la sociedad de dicho país. Datos reales acerca de los efectos de esta ‘libertad’ (o de la prohibición de portarlas en países como Reino Unido) se mezclan con los preparativos del robo del siglo que podría coronar a nuestra protagonista como la reina de los ladrones de Gotham City.
Como aderezo, Nocenti también plasma en su cómic argumentos reales esgrimidos por defensores y detractores del control sobre la venta y el uso de armas en los Estados Unidos. El resultado es una novela gráfica en la que el peso del mensaje supera en ocasiones al de la propia historia que se pretende contar, pero de la que se sale con una idea muy clara de cómo funcionan las cosas en el ‘país de las libertades’. Ethan van Sciver ilustra de manera soberbia todo lo que Nocenti pretende contar y es gracias a sus dibujos que muchas de las viñetas no necesitan ni tan siquiera una mísera palabra; tal es la habilidad del dibujante a la hora de plasmar sentimientos y muchos otros detalles que suelen caer en el terreno de la ambigüedad. ECC puso este cómic a la venta en septiembre del año pasado, pero su sensación de actualidad no pasa, nos pese a quienes nos pese.
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