«Habría dado cualquier cosa por no sentirme tan indefenso«
Tras dar buena cuenta de los números que han cerrado el evento de Noches Oscuras: Metal, nos centramos hoy en las dos últimas entregas de su spin-off, centrado en contarnos el origen de cada uno de los Caballeros Oscuros que acompañan a Barbatos en su conquista del Multiverso. Así, en Noches Oscuras: Caballeros Oscuros #3 tenemos los orígenes de Dawnbreaker y Devastador (las versiones batmanizadas de Green Lantern y Doomsday) mientras que en el cuarto y último número de la colección de ECC nos encontramos con la esperada historia del Batman que Ríe y un relato extra que conecta directamente con la resolución de la trama principal.
Se caracterizan las dos primeras narraciones por una brutalidad poco propia de los cómics del espectro mainstream. Vale, ya ha llovido desde que Marvel nos acongojó con cierta escena bestial con Ares como protagonista, pero sigue siendo chocante encontrarse en un cómic de las dos ‘grandes’ a un héroe o villano desmembrando de la manera más cruel y visual posible a un contrincante… y en este número nos hartamos a ver escenas de este tipo. Dawnbreaker supone la definitiva victoria de Bruce Wayne sobre el miedo, pero a costa de sacrificar cualquier otro sentimiento de empatía o piedad. Devastador, como lo fue el Batman dios de la Guerra en el segundo número, vuelve sobre el concepto de la tremenda capacidad del Caballero Oscuro para adaptarse a cualquier situación para darle la vuelta y crear un monstruo a partir de una situación descontrolada que deja al héroe sin más salida que evolucionar.
«He llevado la broma demasiado lejos«
Tras este largo aperitivo llegaba con bastantes ganas a Noches Oscuras: Caballeros Oscuros #4 y, sin embargo, ha sido el número que me ha dejado un poco más frío. Quizás se deba a que la transición de Batman a esa mezcla entre el Caballero Oscuro y el Joker que lleva meses aterrorizándonos se debe a algo que ya hemos visto hace más bien poco en el terreno de los videojuegos o porque no termina de casarme la idea de la caída en la locura de Bruce con la imagen que más tarde nos presentan Scott Snyder y Greg Capullo en la cabecera central del evento. Sea como fuere, sin ser una mala historia, no termina de gustarme tanto como las seis previas que he leído.
Es, además, la última historia de esta colección la que más me ha descolocado de un evento tan bien planificado como lo ha sido Noches Oscuras: Metal. Bien es cierto que la historia de Flash y Cíborg apenas se ha tratado tangencialmente en la miniserie y que su aparición en el último momento es poco menos que sorprendente, pero aprovechar estos spin-offs para relatarla, cuando ni la temática de los números previos ni el tono general del relato invitaban a ello la ha hecho quedar como algo ortopédico y accesorio. Mejor habría quedado como otro aderezo a la historia principal (como ya se hizo con los especiales de Batman y Hawkman) en lugar de cerrar con ella una serie centrada en los villanos a los que los principales héroes de DC se han enfrentado. Me habría gustado, en su lugar, haber leído algo más del temible Barbatos, pero no parece haber sido posible. Una lástima.
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