Norma Editorial nos propone una sorprendente aventura de terror firmada por un equipo de excepción: Scott Snyder y Franceso Francavilla. Un relato de horror con aroma pulp que bien podría haber nacido de las entrañas de revistas como Creepy o Eerie y que tenemos la oportunidad de disfrutar en un elegante tomo en cartoné que hará las delicias de todo fan del género en su vertiente más clásica.
«Esto… Esto ha sido un error«
Pero no solo a fans del cómic, sino también -y sobre todo- a los del género durante la Edad de Oro de Hollywood, donde gozaron de gran protagonismo, por ejemplo, los monstruos clásicos de Universal. Y es que la propia premisa apunta en esa dirección porque nuestro protagonista, un cineasta frustrado, concierta una entrevista con T.F. Merrit, quien posiblemente dirigiera -en el ya lejano 1946- la película más aterradora de todos los tiempos. ¿El problema? Que un incendio destruyó parte del metraje y nunca se vio completa.
Si el punto de partida parece interesante, lo es más tomar conciencia de qué tipo de cómic es. Exacto, uno de terror. ¿Qué quiere decir esto? Que quizá la realidad de los protagonistas sea aún más terrorífica que la historia de ficción filmada por el ahora anciano Merrit.
Snyder y Francavilla conciben un relato narrado en dos «tiempos»: el presente, en el que vamos descubriendo los entresijos de la película y la verdad en torno a ella; y el propio filme, del que somos espectadores de las escenas que se salvaron del fatídico incendio décadas atrás. Esta segunda línea narrativa juega con muchos de los códigos de las ficciones pulp con un marcado acento aventurero con gran interés por lo exótico y lo sobrenatural. En el arte, Francavilla aprovecha además para remarcar el componente fílmico con un coloreado en blanco y negro tirando hacia unos tonos sepia y jugando con la imagen del celuloide desgastado para componer algunas de las páginas.
La conversación entre nuestros dos protagonistas y la visión de la película nos van sumergiendo en una historia de enormes ambiciones y metaficticio que sabe utilizar los lugares comunes del género y algún que otro cliché para construir lo que podría ser una piedra rosetta para nuestros monstruos y el terror que representan, una explicación para nuestros miedos más atávicos que lejos de tranquilizar, nos devora con una pulsión mucho mayor.
Si solo podéis leer un cómic de terror, que sea La noche del Gul.
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