«El caso… Es que yo era diferente«

Hace ya más de dos años que comenzó a publicar Planeta una producción de Image a la que me lancé sin dudar única y exclusivamente por la dupla que se nos anunciaba que iba a estar a los mandos de la historia. El caso es que Undiscovered Country #1, de Charles Soule y Scott Snyder, comenzó recordándome de una manera poderosa a otras grandes producciones del mundo de las series, aunque en un mundo que me molaba entre mucho y un mogollón. Sin embargo, hora que he tenido la oportunidad de ver cómo la historia de estos dos genios ha ido evolucionando me doy cuenta de que hay mucho más en esta colección que un simple regreso a las fórmulas de Perdidos o de The Walking Dead. Sigue teniendo esta serie un cierto tufillo a oferta para las grandes plataformas de streaming, pero Soule y Snyder apuestan decididamente por dotar a su creación de un alma propia que la permita existir y prosperar más allá de cualquier plan fuera del mundo de la viñeta.

Lo logran a través de una crítica salvaje a todos y cada uno de los ‘puntos fuertes’ estadounidenses. El binomio de guionistas ataca sin piedad a cada uno de los motivos por los que los norteamericanos dicen sentirse orgullosos de sí mismos: la libertad, la unidad, la creatividad y, en este cuarto volumen, la propia historia estadounidense son analizadas, diseccionadas y convertidas en motivos por los que asustarse más que en conceptos con los que enmarcar el ideal de una nación que se ha considerado la reina de la fiesta durante algo más de un siglo. Y no es nada gratuito este despelleje, sino que persigue una función pedagógica que enseñe a los más obtusos a ver cómo Estados Unidos no sería el ‘gran país’ que es hoy sin la marcada influencia del resto de naciones del mundo. Snyder y Soule nos muestran como unos Estados Unidos escondidos tras un muro no sólo no avanzarían, sino que terminarían por autodestruirse.

«Querido Ace, yo te lo contaré. Te lo contaré otra vez«

Para poder contarnos todo esto, el viaje de los protagonistas nos ha llevado por cada uno de los conceptos que mencionaba antes y, por el camino, se ha ido volviendo más y más estrafalario. En Destino vimos mutantes de todos los colores, olores y sabores; de Unidad hay un personaje que ha escapado literalmente con poderes; en Posibilidad las cosas comenzaron a irse verdaderamente de madre con océanos, máquinas creadoras de cualquier cosa imaginable y robots obsesionados con nuevas historias y, ahora, en esta nueva entrega, nos encontramos con bucles temporales, viajes en el tiempo y distintas versiones de cada uno de los personajes que amenazan con volvernos locos si no nos hemos acostumbrado ya a la locura que ofrece esta colección con cada nuevo tomo que nos presenta.

Undiscovered Country #4

La cosa es que Undiscovered Country funciona endiabladamente bien. Para refrescar mi memoria antes de este cuarto volumen me he leído de nuevo los otros tres y la historia es condenadamente atractiva en todo momento. Me gusta lo que se nos cuenta, cómo se nos cuenta y cada uno de los personajes involucrados en todo este proceso. Que cada uno de los cómics de Planeta venga acompañado de extras que amplían nuestro conocimiento del mundo que se nos está proponiendo o del proceso creativo que se ha seguido con tal o cual personaje no hace sino engancharme aún más a una trama que me tiene atrapadísimo.