«Será mejor que no te creas que has ganado«
Ahora sí que sí, comienza a vislumbrarse el final de una de las mejores apuestas en formato manga que ha hecho ECC desde que se decidiera a abrir sus puertas a este formato hace ya casi dos años. Crows cierra en estos tres tomos su penúltima saga (quizás la última de gran calado) y abre las puertas al verdadero cambio de guardia en los cuatro grandes grupos de alumnos inadaptados de la ciudad que ha acogido a la serie. Llega quizás el momento de echar un poco la vista atrás para darnos cuenta de lo mucho que ha evolucionado el argumento y el dibujo de los personajes desde que Hiroshi Takahashi se estrenase como autor completo en 1990 y hasta la fecha de la publicación de su último tomo (el 26 al parecer) allá por 1998.
De un tiempo a esta parte Crows se ha convertido en una serie sobre el paso a la madurez. Rindaman, Bandoh… poco a poco los personajes van bien graduándose, bien dejando la escuela para buscar su propio camino en la vida. Estos tres tomos, que recogen el grueso de las peleas de Parko and the Dangerers para recuperar el control de la ciudad vecina y, ya de paso, ayudar a los hermanos de sangre del Frente Armado, tienen también esta temática de fondo y la saga que les sucede es, por tanto inevitable. Los ‘cuervos’ tienen que seguir volando y sus nidos han de ser ocupados por una nueva generación de estudiantes sin rumbo que aprendan a las duras lo que quieren hacer con sus vidas… o que se queden por el camino.
«¡¡Y nosotros somos Parko and the Dangerers desgraciado!!«
Pero antes… Crows #20 nos muestra una trama muy cercana a la que esperaríamos de un cómic sobre la yakuza. Lo cierto es que es una pena que Takahashi no se haya decidido a explorar ese mundo, porque sus modos y la estética de sus personajes casan a la perfección con ese tipo de cómic. La forma en la que Jinnai se hace con el control de los Snake Heads para, a partir de ahí, doblegar a la ciudad a sus deseos tiene mucho más del mundo del hampa que del de las peleas de patio de colegio. Una prueba es esa conversación telefónica de Eguchi y la manera en que Jinnai va ‘limpiando’ sus filas para quedarse sólo con los leales a su causa.
Este tomo da paso al clásico giro del shonen en Crows #21. Otro de los temas recurrentes de esta colección es la amistad y los lazos de lealtad que supone y hace fructificar. El segundo de los tomos de los que hablamos hoy vuelve a poner esto de manifiesto cuando hagan acto de presencia las bandas de Bandoh y Ryuushin y los incondicionales de Bouya en medio del enfrentamiento multitudinario en que se convierte este arco argumental (es la primera vez en la serie en que hablamos de grupos de personas por encima de la centena, todo un quebradero de cabeza a la hora de dibujar escenarios amplios y ponernos a recordar nombres). En este tomo la tortilla da la vuelta y se precipitan los acontecimientos que cierran este arco en Crows #22.
«Ya no tienes que preocuparte por si fumas demasiado«
En estas que llegamos a Crows #22 y Takahashi vuelve a sorprendernos con un giro hacia la realidad tan brusco y tan serio que ninguno nos lo esperábamos. El epílogo de este último arco es tan duro (y tan valiente para tratarse de un shonen de los 90) que retumba como un trueno entre los personajes en lo que queda de serie. Este golpe de realidad nos pone los pies en el suelo y nos muestra que no todo es epicidad y comedia en las peleas entre institutos. El drama se instala de repente en Crows y todo lo que nos queda de tomo nos lo pasamos rumiando las consecuencias del golpe. Tanto, que ni nos damos cuenta de que la nueva generación de estudiantes ha vuelto a coger protagonismo y planea dar el golpe de efecto definitivo para derrocar a los «cuatro reyes» y destruir la relativa paz que se había instalado en la ciudad tras el hermanamiento de sus distintos bandos.
Crows #22 es un cómic muy duro si lo enfrentamos a los veintiún tomos que le preceden. Takahashi pisotea de repente todo el jolgorio y la camaradería para enseñarnos el lado más crudo de esta vida. Es como si nos dijera: «Vale, nos reímos mucho, pero que ni se os ocurra intentar esto en casa. Porque las cosas en la realidad siempre terminan así«. Pero lo cierto es que no hay apenas moraleja, ni tan siquiera hay un relato de venganza posterior, ya que los personajes, en el fondo, sabían a lo que se enfrentaba cada uno cuando entró en este juego. Pero sí que hay una nueva voluntad de mirar adelante y tratar de buscar algo en la vida de cada uno que les llene y les haga felices. De ahí las últimas páginas del tomo y de ahí el fin cada vez más cercano de este fantástico manga.
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