«¿No queríais ver de qué soy capaz?«
Parece mentira que esto (el manga más divertido y sin duda uno de los mejores que ha publicado ECC) esté ya tan cerca de su punto final. Crows, a lo largo de estos dos años, ha significado un auténtico oasis de sencillez y diversión en el océano de los complejos argumentos tan de moda en el cómic americano actual y que os solemos traer por aquí. Quizás One Punch Man, la divertidísima obra que One y Yusuke Murata están publicando en la Young Jump nipona, sea la única que actualmente herede la simplicidad y la violencia de este manga, pero para ello ha necesitado irse al plano de lo mitológico y plantear un mundo de monstruos y superhéroes dispuestos a derrotarlos… por un módico salario.
Crows no, la obra de Hiroshi Takahashi se fue desde un primer momento a lo más profundo del estrato de los inadaptados dentro del estricto sistema escolar japonés para presentarnos a toda una generación de fracasados, pendencieros y gamberros chavales que, poco a poco, se irían haciendo un huequecito en nuestro corazón. Son muchos, muchísimos, los nombres que han pasado por estas páginas (Pon, Bitoh, Bandoh, Rindaman, Yasu…) y casi todos han tenido algo que decir en favor de los valores de la amistad y el sacrificio por los compañeros cuando ellos son lo único que nos separa del resto de la morralla que se esfuerza por encajar o que se ve arrastrada por la violencia inherente a una sociedad que no tolera a quien se sale de sus esquemas.
«¡Sabía que era un grupo de buenos para nada!«
Kai representa a este último grupo de gente en los dos primeros tomos que tratamos hoy. Estudiante fracasado e incapaz de relacionarse con normalidad con la gente de su edad, el autor nos presenta al prototipo de inadaptado que va inclinándose cada vez más hacia el mundo del crimen organizado partiendo de algo tan bajo y rastrero como los atracos a mano armada. La irrupción de este personaje pone en relevancia el hecho de que, pese a pasar la mayor parte de sus vidas peleando entre ellos, la mayor parte de los personajes de este manga no desean ningún mal a sus congéneres, sino más bien un hueco en el que sentirse acogidos y un grupo al que pertenecer. Kai ha renunciado a ello, convirtiéndose en un vulgar delincuente y logrando que, por un momento, los rivales olviden sus rencillas para ocuparse de este molesto insecto.
Por suerte, estamos hablando de chavales de 15-16 años. El tiempo es suyo para redimirse o para reconducir su vida. Takahashi, un caso perdido que encontró su propio camino en el manga tras haber deambulado por otros muchos y variados escenarios, aboga precisamente por esta filosofía en cada uno de los casi 100 capítulos de su obra. No sólo es que Kai pueda aprender y volver a casa para tranquilidad de su madre, sino que cada uno de los alumnos de tercero que ven cada vez más cercana su graduación comienzan a mostrarnos su voluntad por labrarse su propio porvenir tras su paso por el instituto. Claro que no todos lo buscarán de una manera inmediata o darán con la tecla a la primera, pero el mangaka nos vende la idea de que nada es imposible si das todo tu ser por conseguirlo y yo, al menos compro esa idea.
«Por fin te encuentro, desgraciado«
En estas estamos que una nueva saga, la última, asoma por el horizonte. Crows no podía terminar de otra forma que buscando al delincuente juvenil más fuerte de todo Japón y lanzándoselo a Bouya para que nos demuestre una vez más de qué pasta está hecho antes de colgar su chaqueta por última vez y salir corriendo al horizonte mientras nos deja a nosotros para pagar. La pequeña «aventura» con Kai desemboca en la irrupción de un auténtico gigante al que se irán enfrentando uno a uno los nuevos líderes de primero (incluyendo al simpático Zetton) para ser brutalmente barridos, haciendo que sólo un monstruo como Harumichi sea capaz de medirse ante él.
Nos queda un tomo, nada más. Para seguir disfrutando de la narración de este autor tendremos que hacernos con las tres películas de Takashi Miike que Media3 ha traído a nuestro país. De momento este mes sale su último capítulo y, por fin, veremos cuál es el camino que elige tomar su protagonista. Por nuestra parte han sido dos años repletos de risas y manga del bueno que no terminamos de asimilar que se vayan a terminar.
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