Crows #26

Crows #26: Mi dosis

Crows #26«Conseguirás lo que estás buscando«

 

Veintiséis tomos. Veintiséis meses. Dos años y dos meses de puro enganche con una serie que me ha recordado lo mejor (y lo peor) de una época en la que los mangas eran un tanto distintos a la actual. Crows ha sido irreverente sin ser escatológica, crítica sin caer en lo academicista y divertida sin tener que recurrir a personajes ni poderes fuera de lo común. Hiroshi Takahashi nos ha contado el paso fugaz de los chavales por el instituto y su posterior salto a la vida adulta desde el punto de vista de los más desarraigados, pero de una manera perfectamente extrapolable al resto. Durante todo este tiempo hemos visto a Bouya y sus colegas amar y ser rechazados, buscarse la vida, fracasar y volver a levantarse, todas las cosas que esperaríamos ver en la lucha de un chaval de instituto por hacerse mayor.

 

Ayer os hablaba de los peligros de la nostalgia. La supervivencia de este cómic, claramente un producto de otra época, se debe a lo universal de su mensaje, que va más allá de los bajos fondos de una ciudad cualquiera para retratar la difícil etapa de cambio de la adolescencia a la edad adulta. Puede que ahora hayamos cambiado las peleas con los del colegio de enfrente por los botellones y el reaggeton, pero la crisis del cambio de una etapa a otra sigue ahí: y hay quien la supera y quien no.

 

«¡Vive con valor y nunca abandones!«

 

Crows ha lucido como shonen clásico de peleas. Nunca ha buscado ser algo más de lo que pretendía ni ha tratado de experimentar con los personajes en otros roles distintos a los habituales (quizás su única pega, ya que me habría gustado ver a toda esta caterva de brutos más allá de los muros del colegio, enfrentados al mundo real) y por eso digo que representa a lo mejor ya lo peor de los cómics de su época y género. Muchos cómics han llegado después para tratar de replicar el efecto de la criatura de Takahashi, pero sin un personaje central con el carisma de Bouya y sin unos secundarios tan trabajados como los que nos presenta este cómic, ha resultado difícil encontrar a uno sólo que se le equipare. Además, esta última saga, con la Suzuran y el resto de escuelas enfrentadas a una banda que aúna a delincuentes juveniles de todo Japón, me vuelve a recordar a los estupendos cómics sobre la yakuza que nos ha proporcionado el país del sol naciente (no te digo yo que no vuelva ahora a leerme Santuario…)

 

Crows #26

Crows #26

 

Los que se esperasen en este tomo una historia repleta de peleas estaban muy equivocados. Crows llega a su final con la tan anunciada graduación de sus principales protagonistas, lanzándoles hacia un futuro incierto y proponiendo al lector que imagine la historia del mañana de cada uno de ellos. Harumichi dejará de visitar mi escritorio cada mes la columna de novedades de La Noche Americana cada tres, pero espero que por lo menos haya servido para que algún lector de los que lo han seguido se haya enganchado al cómic japonés para adolescentes, todo un mundo de historias que van mucho más allá del público para el que fueron originalmente diseñadas y que justifican la titánica industria que se ha construido alrededor del trabajo de los mangakas.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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