ECC Ediciones pone punto y final a la recopilación de la primera serie regular protagonizada por Herley Quinn llevada a cabo por el guionista Karl Kesel, a quien acompañara a los lápices sobre todo Terry Dodson, aunque de cuando en cuando se dejara caer algún que otro dibujante en la colección, como Craig Rousseau o Brandon Badeaux (a los que vemos por ejemplo en el tercer volumen de la serie, Bienvenidos a Metrópolis, que ahora nos ocupa).
En este tercer y último libro (editado en cartoné, a un precio de 28.5€) Harley se traslada a Metrópolis acompañada de su compañera de fechorías favorita, Hiedra Venenosa. En la Ciudad del Mañana buscan empezar de cero… o seguir haciendo lo mismo que en Gotham pero en otro lugar. Lo que viene a ser un cambio de aires. Desde el principio la pareja se muestra muy deshinibida, con ganas de sembrar un poco de caos y pasáserlo bien, algo que choca con el ideario del boy scout de la editorial, Superman.
El nivel mostrado por Kesel a los guiones es excelente. El cambio de escenario le sienta de maravilla a su protagonista, que se desmelena del todo. No hay un ápice de influencia del entorno gothamita en el que suele moverse y se agradece. El propio escritor se ve libre de trabas o deudas y saca todo el potencial de su personaje. Así, las interacciones de Harley con Bizarro o con Jimmy Olsen son una verdadera gozada. Sin duda de los puntos culminantes de la serie. Divertidos, alocados y sin ningún tipo de complejo. La química entre Olsen y Harley es apabullante, como lo es la de la arlequín con su eterna compañera Hiedra Venenosa, quizás algo desaprovechada en este último tomo.
Pero Kesel no quiere casarse con nadie y cerrada la trama metropolitana lleva a Harley nada menos que al encuentor de Etrigan y cambia las «reglas» que había establecido a lo largo de sus dos años al frente de la colección. Sin perder el tono de comedia que la caracteriza sí que se aleja de los territorios más mundanos y esas tramas en las que Harley se ve con diferentes criminales y se esfuerza por darle un poco de amor al mundo, por coquetear con temas místicos. Un cambio de registro arriesgado donde los haya, que tiene además la losa del cambio -también radical- de dibujante, pero que tiene también su interés y sirve para ver a Harley en otros registros y en escenarios en los que no tiene porque estar cómoda.
Esta es una etapa cerrada, perfecta para cualquiera que quiera acercarse a Harley Quinn pero que no sepa por donde empezar o busque un entretenimiento ligero y muy divertido.
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