Segundo de los tomos dedicados a la etapa de Karl Kesel y los Dodson al frente de las aventuras en solitario de la villana más divertida de todo el entorno deceíta: Harley Quinn. ECC apuesta por una edición en cartoné a 19.50€ que incluye los números #8-13 de la serie regular y Harley Quinn: Our Worlds at War #1 (capítulo que os podéis saltar sin miramientos).
Esta serie en la que la fauna tradicional de Gotham City cede el foco a sus esbirros y criminales de poca monta, podría definirse como un «Harley busca su sitio». Liberada del yugo de su tóxica relación con el Joker, nuestra protagonista está decidida a coger las riendas de su vida y dejar su impronta allí por donde pase. Resulta muy reconfortante encontrar un protagónico femenino de estas características.
Kesel mantiene el tono de las aventuras que vimos en el primer libro, pero elevando la trama que antes teníamos de fondo a un primer plano. La transición del foco es muy fluida, el lector no advierte un corte en el cambio de estructura y tampoco acaba saturado del tono de anecdotario que predominaba en el anterior libro. Como era de esperar no faltan tampoco los «artistas invitados», ni una divertidísima ración de cosplay.
Aún yendo por libre en esta colección, el guionista no deja escapar la ocasión y referencia uno de los hitos más importantes de la historia gothamita de los últimos 30 años y profundiza, una vez más, en los orígenes de Harley, dándole un giro sorprendentemente perverso y oscuro a su personalidad.
Al cierre de este gran arco argumental que nos ha acompañado durante casi dos volúmenes le siguen un par de historias autoconclusivas. La primera sirve para cerrar algunos flecos que quedaban pendientes y sembrar el camino para lo que está por venir, con Hiedra Venenosa coprotagonizando la trama. La segunda toma a un desubicado Jimmy Olsen (no se nos ofrece ningún tipo de herramientas para contextualizar el relato) como compañero de aventuras.
Próxima parada: ¡Metrópolis!
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