«Fuerza y precisión, agente«
El último número de Liga de la Justicia Oscura cerró una saga que ha sido de lo más intenso. La cruzada global por los mal llamados Libros de la Magia terminó con la derrota de enemigos antiguos y dados por muertos y con la repentina desaparición del joven Tim Hunter y de Zatanna, absorbidos por los objetos que el equipo acababa de recuperar.
Jeff Lemire cerraba por todo lo alto el segundo arco argumental (si no contamos con el crossover de esta serie con la de Joshua Hale Fialkov en El Alzamiento de los Vampiros) de una colección que ha sorpendido gratamente a los aficionados de DC Comics por su dinamismo y el estupendo funcionamiento del equipo pese a los tenues hilos que unen a sus muy diferentes integrantes a través de su (nada) respetado líder John Constantine. Toca ahora comenzar una nueva historia y cerrar el «núcleo duro» de un grupo sometido a permanentes incorporaciones y ausencias desde su creación en noviembre de 2011.
Una vez demostradas la calidad y las capacidades de pervivencia de esta serie llega ahora también el momento de proponer tramas que piensen más a lo grande y se sitúen en el nivel de influencia del resto de Ligas de la Justicia. Luchar contra otros magos o aplacar un alzamiento vampírico en Gotham han estado muy bien como declaración de intenciones, pero Lemire afronta en 2013/2014 el reto de crear amenazas globales que únicamente puedan ser combatidas por este equipo de afiliados a lo arcano.
«¡El Cazador está con nosotros!«
El autor canadiense escoge partir de lo conocido y aumentar la apuesta con algo que les sonará mucho a quienes estén ahora enganchados al Infinito marvelita. Lemire se saca de la manga una nueva realidad en la que la magia no tiene cabida (en el más fascista de los significados) y Hunter y Zatanna se verán arrastrados a una guerra que bien podría acabar con ambas dimensiones.
Pero hasta para hacer lo mismo que otras series y editoriales este guionista va por libre. En lugar de aprovechar para colarnos versiones alternativas de los mil y un personajes de la editorial (como si de una vulgar Era de Apocalipsis, o de Ultrón, se tratara) el autor nos vende un mundo al completo en el que la tecnología ha desplazado y perseguido hasta tal punto a la magia que criaturas que normalmente estarían enfrentadas se ven obligadas a prestarse una protección desesperada para evitar su completa desaparición. Acostumbrados a vivir en un universo en el que la balanza entre ciencia y magia sí se encuentra equilibrada, serán nuestros propios héroes quienes experimenten los cambios que supone el adaptarse a este nuevo escenario.
Con todo, y salvo todo lo que concierne a los cambios que se operan en Xanadú, este quinto cómic de LJO tiene mucha más pinta de AVENTURA con mayúsculas que de evento global y cósmico. Hará falta ver cómo se desarrollan los enfrentamientos con los que cierra esta entrega para discernir si Lemire es capaz de trascender más allá de las fronteras de su equipo y establecer relaciones de causa y efecto en el resto de series de DC.
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