Tras arrasar en taquilla con Palmeras en la nieve, Fernando González Molina ha presentado en el marco de Festival de San Sebastián unos minutos de su nueva película: El guardián invisible, que se estrenará en marzo de 2017. El director nos recibió para hablar de la misma, así como del éxito de Palmeras en la nieve y su evolución como cineasta.
P: ¿Qué nos puedes contar de El guardián invisible?
R: Ya hemos terminado de rodar, estamos en periodo de postproducción, en montaje… y estrenamos el 3 de marzo. Hemos enseñado algo de la película y las reacciones están siendo muy positivas.
P: ¿Y qué es esta película para ti?
R: En un viaje de trabajo, entré a una librería en un aeropuerto y encontré esta novela que me atrajo porque estaba ambientada en Navarra, que es mi tierra y me llamó especialmente la atención porque no podía creer que una novela negra estuviese ambientada allí. La devoré en el avión y cuando bajé llamé a mi productora para que adquiriese los derechos de la novela, que estaban en posesión del productor de la trilogía Millennium, que estaba interesado en hacer la película en coproducción con España; tuve que convencerlos de que alguien como yo, que nunca había hecho thriller, podía encargarse de la película. Va a ser curiosa porque tiene un contraste entre el cine negro y el thriller nórdico, siendo a la vez una película de personajes, especialmente femeninos que lo conecta con el cine que yo hago y el que a mí me gusta.
P: Y ahora que dices que está coproducida con Alemania, ¿se ve esa esencia del cine nórdico en la película?
R: Es una película muy nórdica, el productor debió pensar eso al leer la novela y por eso la compró, y va a ser profundamente nórdica. Porque Asturias, Euskadi o Navarra tienen mucho más que ver con el norte de Europa que con el resto de España, y los elementos atmosféricos como la lluvia y paisajes como bosques van a ser muy importantes en la cinta.
P: Hablabas al principio de que tu trabajo con las mujeres se inspira en el cine que te gusta, ¿cuál es ese cine?
R: Intento no buscar referentes claros a la hora de dirigir porque me aporta inseguridad ya que no quiero plagiar inconscientemente a nadie; pero es verdad que siempre he sido espectador de thrillers, muy fan del cine de Fincher (en especial Zodiac y Millennium) y algo de eso está en la película, pero no todo han de ser referentes. La película está muy conectada con El silencio de los corderos, una de mis películas favoritas, especialmente en lo que a la construcción del personaje de Jodie Foster se refiere.
P: Respecto a tu carrera, ¿cómo asumiste un proyecto tan grande y arriesgado –Palmeras en la nieve–, en cuanto a producción se refiere? Una película de 160 minutos, que se lanzó una semana después de Star Wars VII…
R: Mucho trabajo, se merendó cuatro años de mi vida por levantarla financieramente, escribir un guion tan largo y complejo, un rodaje muy largo y con muchas pausas. Una película de las que te comen la vida prácticamente y lo vivo con mucho orgullo tanto por la respuesta del público, que sigue triunfando en salas de verano, como por haber podido sacarla adelante. La sensación de ver a la gente disfrutar, llorar con la película… me llena de orgullo.
P: Impacta mucho como espectador ver la evolución de tu obra con títulos como Tres metros sobre el cielo, Tengo ganas de ti o la serie El barco a algo tan adulto, en todos los sentidos, como Palmeras en la nieve.
R: Quiero pensar que hay algo de ti en todas las pelis que haces ya que la mirada está en la historia y Tres metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti han marcado a toda una generación (no dejan de preguntarme por la tercera parte), esa gente tenía suspicacia con Palmeras en la nieve se llevó una sorpresa ya que pudo encontrarme ahí y han crecido emocionalmente al igual que yo en estilo. Hay una conexión entre todas mis películas, una conexión emocional.
P: Quizá uno de los prejuicios del espectador era encontrarse en Palmeras en la nieve esa manera tan extrema del sentir adolescente.
R: El amor en esas películas es muy epidérmico, es la manera de sentir el primer amor en la adolescencia y aquí he tenido que contar algo más serio.
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