Demon Slave #6

Demon Slave #6: Paréntesis

Demon Slave #6«¡Sucumbe a todos mis cortes imparables!«

 

Tomo de contrastes este sexto de Demon Slave. Por una parte, continuamos donde lo dejamos en la entrega anterior, con unos supuestos dioses (diosas más bien) descendiendo de los cielos y poniendo un brusco final a la batalla entre las brigadas matademonios y las shûki encabezadas por Aoba, la hermana de Yûki Wakura (protagonista de esta historia ligerísima de todo). Estos supuestos dioses entran en escena para llevarse a dos de las shûki y, ya de paso, son quienes por fin dan pie a que Kyôka pueda cerrar la venganza sobre el demonio que arruinó su infancia con una batalla que, una vez más he de decirlo, está genialmente ilustrada por Yohei Tekemura. Sin embargo, a esta pizca de acción ha de seguirle un largo tomo de transición centrado en las consecuencias de esta batalla y en el próximo gran hito de la serie: el Concilio de Capitanas.

 

Me alegra darme cuenta de que tanto Tekemura como Takahiro saben captar la verdadera esencia de las reuniones de trabajo: perder el tiempo en persona con cosas que bien se pueden decir por email y enrollarse con obviedades que todos los presentes conocen de sobra. Y es que en la reunión, aparte de sernos presentadas un mogollón de nuevas mujeres con poderes (aún sin desvelar), se llega a dos conclusiones dignas del Nobel, el Oscar y cualquier otro premio que se os ocurra: que los Ocho Dioses del Trueno (vaya nombrecito…) podrían ser malas personas por aquello de que quieren extinguir a la humanidad y que Yûki debería seguir siendo sodomiz… utilizado por su escuadrón para plantarle cara a cualquier amenaza que se vaya presentando. Para terminar, una reunión de estas características sólo podía ser interrumpida por (sí, como en la vida real) una llamada al trabajo.

 

«¿Qué clase de recompensa es esta?«

 

Por supuesto, no falta en esta entrega el habitual desfile de situaciones erótico-festivas que tanto gustan a estos mangakas. Pero bien es cierto que las mismas se encuentran un tanto más espaciadas que de costumbre. Quizás porque durante gran parte del tomo no está el horno para bollos y porque la segunda mitad es una galería de presentaciones con apenas espacio para una metida de mano (y bajada de bragas) tan innecesaria como inexplicable (deben estar fatal de lo suyo en el mundo donde se desarrolla esta historia). Por lo general no sólo son menos las situaciones picantes, sino que los autores deciden darle a las mismas un tono un poco más entrañable de lo acostumbrado.

 

Demon Slave #6

Hay algunas imágenes muy chulas en Demon Slave #6

 

Demon Slave #6 sigue la estela de sus antecesores, pero baja una marcha el ritmo por nuestro bien y para el bien de la propia trama, que tiene ahora tiempo de profundizar un poco sobre sí misma. Son estos momentos un poco más pausados los que nos permiten disfrutar de esta serie más allá de las muestras gratuitas de carne. Ya volverán las batallas, las recompensas y los momentos de libido desbocada, por ahora apuntémonos bien la ristra de nuevos nombres mientras rezamos lo que sepamos por las shûki que se han ido al más allá para alimentar a un huevo con patas.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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