«Con estas dos unidades cualquiera podría crear copias de estos arcabuces«

Con el primer encontronazo entre Lorenzo e Issak (Renzô e Isaku en su patria natal) el manga de Shinji Makari y Double-S adquiere una temática mucho más ‘shonen‘ dentro del género histórico al que nos estamos enfrentando. Sí, los asedios de los castillos bárbaros siguen ahí, pero el dúo creativo relata a lo largo de los primeros capítulos de este tomo un origen para su rivalidad que los convierte en dos maravillosos tiradores enfrentados entre sí por una cuestión de envidias, ambición y rivalidades mal entendidas. Makari y compañía crean a los clásicos antagonistas del manga para lanzarlos a la Europa que se resistía a abandonar los usos y costumbres del feudalismo ya bien entrada en la Edad Moderna.

Lorenzo nos es presentado como una especie de reverso tenebroso de Issak. Donde uno busca la efectividad para poder acabar las batallas derramando la menor sangre posible, el otro se regodea y disfruta con la masacre. Mientras que nuestro protagonista es un artista marcial cuya especialidad es el tiro, el otro es un mercenario, que vive de batalla en batalla y busca tan sólo la gloria en el combate. Donde Issak es honesto y va de cara, nos encontramos con un villano que traiciona y manipula sin piedad ni un ápice de remordimiento. Son dos personajes muy extremos (uno muy bueno, otro muy malo) que están más fuera de lugar por este hecho que por el ser orientales en lo más profundo de la Europa del siglo XVII. En un mundo en guerra, donde predominan los grises, la pareja de enemigos son blanco y negro, dos mitades enfrentadas como los son los propios arcabuces que manejan.

«Las guerras a partir de ahora se iniciarán conducidas por esperanzas y anhelos…«

Pero en el fondo cada uno representa a una versión idealizada de los bandos en la guerra en la que se desarrolla la acción. Issak representa el valor de las tradiciones, de las buenas maneras que han imperado durante siglos y del honor en la batalla que se le supone desde la mirada actual a aquellos tiempos sin misiles teledirigidos ni drones espía. Por el contrario Lorenzo (y más aún su aliado Federico Spínola) son representantes del nuevo mundo que llegaría con la entrada (ya a finales del siglo XVIII) de la Edad Contemporánea. Se acabarían las justas, los combates a espada y las guerras en las que cientos de infelices partían para enfrentarse a sus congéneres cara a cara para dar vida a las ambiciones de un noble aposentado en su salón o para defender las tierras de otro gran señor y de las pobres gentes que quedaran en medio. Lo dice el propio Spínola en la frase (inacabada) que podéis leer sobre este mismo párrafo. El final de la sentencia («… y finalizarán con terror y traición«) no es sino un preludio a cómo serían los conflictos bélicos conforme la pólvora (y otros inventos) comenzó a desbancar al acero en los campos de batalla de todo el mundo.

Issak #3

El leve giro a lo shonen de este tercer volumen no le resta nada de interés a un manga que nos hace viajar en el tiempo, que resulta muy interesante de leer y que termina con un detalle que me ha hecho enarcar una ceja y tener muchas ganas de hincarle el diente a la cuarta entrega de esta colección de Norma Editorial. Issak no llega a ser cien por cien histórico, pero capta bien el ambiente y el espíritu de una época convulsa en Europa. Un tiempo dorado para los guerreros solitarios y para los mercenarios sin escrúpulos, pero también uno de los últimos momentos en la historia en los que el espíritu y el honor de los soldados ganaban o perdían guerras.