«Sólo tendremos que deshinchar a la berloca con esta cachipompa«
Hace casi veinte años llegó a España La Mazmorra dentro de la Colección Cimoc Extra Color de Norma Editorial. En aquella época, previa a mi llegada a la universidad, el número de cómics que leía era muy reducido y solía provenir (en su mayor parte) de préstamos de amigos y familiares. Así, fue de prestado como llegó La Mazmorra a mi vida, en una época en la que yo devoraba la obra de JRR Tolkien y comenzaba a degustar las aventuras de los Reinos Olvidados y la Dragonlance. Fue también por aquella época cuando se estrenó en cines la terrible Dungeons & Dragons de Courtney Solomon (cuya primera película también sería la última en la que una gran distribuidora volvería a confiar en él). Lo que pretendo decir es que este cómic aterrizó en mi vida justo cuando la fantasía épica me rodeaba , para mi profundo placer y deleite.
Frente a las aventuras de Elminster el mago, Frodo, o Tanis el Semielfo, las correrías de Herbert el pato y Marvin el dragón podían parecer poco más que un chiste simpático. Pero lo cierto es que bastaba con leer entre líneas de su primer volumen para darse cuenta de que debajo de los dibujos simplones y los chistes latía el corazón de una gran historia. La Mazmorra nos llevaba a un riquísimo mundo para encontrarnos con una extensa galería de personajes y ni el uno ni los otros se dejan caer sin más en busca de la parodia fácil de los referentes que acabo de enumerar, sino que se construían desde cero, basándose en las criaturas y los universos que yo había leído aquí y allá, sí, pero adaptándolos y dotándoles de una identidad y una riqueza nunca vistas en el mundo del cómic de estas características.
«¿Se puede saber por qué berreas como un cerdo?«
Se puede analizar La Mazmorra por el efecto que ha tenido sobre toda la creación artística posterior. Desde sus influencias en series como Hora de Aventuras, que parece beber de las mismas fuentes que bebieron Lewis Trondheim y Joann Sfar a la hora de mezclar humor y una historia profunda, a la profunda transformación del cómic francés que ha nacido al calor de su éxito, con series y universos tan ricos como la de Elfos o con maravillas como la última locura del propio Trondheim: Infinity 8. Sin embargo, me interesa más haceros ver que, más que ser la pionera en una manera de entender a los cómics y a su público, La Mazmorra fue una colección fabulosa que se disfrutaba desde la primera de las páginas de Zenit y hasta la última de sus tenebrosas etapas de Crepúsculo.
Y es que los que no sabíais nada de este título merecéis una breve explicación: Trondheim y Sfar idearon una colección repartida en tres grandes etapas. La principal –Zenit, que es la que hoy vemos recopilada en este primer integral- narraría la época de mayor esplendor de La Mazmorra: un enorme complejo de torres y catacumbas destinado a que los héroes probaran su valía… y murieran en el intento (para mayor enriquecimiento de su dueño). Más tarde llegaría Amanecer, que vendría a ser una precuela que narraría las aventuras de Jacinto de Cavallère desde su infancia y hasta el momento en que se haría con la Mazmorra. Y el ciclo quedaría cerrado con Crepúsculo, una historia oscura sobre el fin de los tiempos en Terra Amata, el planeta en el que se desarrolla la acción. Cada una de estas partes estaba destinada a durar cien capítulos y a ellas se unirían poco después La Mazmorra: Monstruos y La Mazmorra: Festival, dos spin-off de la historia principal destinados a profundizar en el rico universo que habían creado estos dos autores.
«Esta sala del tesoro se diría hecha para ti«
La extraordinaria complejidad y la enorme dimensión del proyecto superó a Sfar y Trondheim hasta el punto de que lo que tenemos hoy entre manos es la parte completa de Zenit, compuesta por ‘sólo’ seis álbumes (más de trescientas páginas), que terminó publicándose. Es una pena, pero también es entendible y da la casualidad de que, por el formato narrativo escogido, no podemos considerar esta como una historia inconclusa, ya que sabemos hacia dónde nos lleva (hacia Crepúsculo). Sí que queda sin cerrar la última de las aventuras contadas, pero los autores fueron lo bastante hábiles como para que cada álbum contase una historia completa (con su principio y su final) y podamos disfrutar de este volumen aún sabiendo que el siguiente en publicarse (que recopilará los ocho números de Amanecer) no continuará por donde lo dejó éste.
La Mazmorra: Integral #1 debería haber sido una compra obligada para estas Navidades (sus 35 € suenan a buen regalo) pero también es un buen destino para los aguinaldos que hayáis ido recibiendo y para afrontar la cuesta de enero con una sonrisa en los labios y el espíritu con ganas de aventura. Norma Editorial nos ha dejado bajo el árbol el regalo de la recopilación definitiva de una de las obras más importantes de finales del siglo XX, que explica en gran medida de dónde viene mucho de lo que hemos leído, visto y oído a partir de entonces.
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