Bolchoi Arena #1: Caelum Incognito

Bolchoi Arena #1. Caelum Incognito: Isekai europeo

Bolchoi Arena #1: Caelum Incognito«¿Te apetece cargarte a alguien?«

 

En 2018 vieron la luz tanto Ready Player One como Bolchoi Arena. Vale, la primera ya existía desde 2011 en forma de novela, pero lo que quiero decir con esto es que hace cinco años existía una inquietud entre los creativos que no ha hecho sino crecer con los años. Hoy desde Japón nos llega un auténtico tsunami de isekais (mangas y animes en los que el protagonista es transportado a un mundo alternativo, de fantasía o de cualquier otro tipo, donde tiene que cumplir con alguna clase de misión). Y lo cierto es que ambas cosas responden a una serie de precursores muy parecidos… y a algunos muy distintos. Por un lado, y sobre todo después de la pandemia de hace tres años, las historias sobre mundos en los que podemos evadirnos de la triste realidad que nos rodea ejercen una atracción que no puedo calificar sino de natural sobre nosotros. Cualquiera querría ahora irse a las lunas de Júpiter, dejando a la Tierra (y sus problemas) lejos a su espalda.

 

Sin embargo, hace un lustro el Covid no ‘existía’, Ucrania y Rusia ‘sólo’ se habían calentado tentativamente por Crimea y (aunque lentamente) daba la impresión de que todos comenzábamos a levantarnos de la terrible crisis económica que asoló occidente a principios de la década de los ’10. En ese panorama Bolchoi Arena, al igual que la cinta de Steven Spielberg basada en las novelas de Ernest Cline, reflexiona sobre otra de las grandes incógnitas de este siglo que comienza a dar tanto miedo: la realidad virtual, los mundos que allí podemos crear y la desconexión de la realidad como un riesgo cada vez más presente en un mundo en el que internet está dejando de ser un lugar para la exploración y la libertad para convertirse en otro sitio del que uno termina escondiéndose.

 

«Admito que también me flipa un poco«

 

Cuando aún estudiaba en la universidad (allá por el pleistoceno superior) lo petó muy fuerte el World of Warcraft. Tan fuerte que cualquiera de nosotros, y me incluyo, conocía a algún familiar o amigo que vivía enganchado a ese mundo irreal hasta llegar a niveles de desconexión social alarmantes. Sinceramente no sé si esto se ha replicado después con los booms del LOL o del Fortnite (me parece que no y que la gente sigue dándole fuerte al WoW), pero en su momento fue terrorífico y el anuncio del Metaverso de Facebook, pese a convertirse en carne de memes a los dos días, no deja de asustar un poquito. Hasta el punto de que las historias sobre esta clase de mundos siguen muy presentes (la más reciente que recuerdo podría ser la Belle de Mamoru Hosoda de 2021 o, justo del mismo año, Free Guy, de Shawn Levy). Porque nos sigue inquietando (y fascinando) mucho el universo de posibilidades que estos mundos nos pueden ofrecer, para ser alguien diferente, para explorar, para perdernos, para escapar de la realidad o, en uno de los peores escenarios, replicarla.

 

Bolchoi Arena #1: Caelum Incognito

Bolchoi Arena #1: Caelum Incognito

 

Justo esto es lo que veo en Bolchoi Arena #1: Caelum Incognito. El universo que Boulet y Aseyn se sacan de la chistera en el cómic que ahora publica Nuevo Nueve desprende un número infinito de posibilidades. Desde la exploración del Sistema Solar hasta las carreras de vainas pasando por cualquier punto intermedio. Sin embargo, lo que vemos es que se termina construyendo una réplica del corporativismo del mundo real, pero sin casi ninguna de las cortapisas del mundo real. En Bolchoi Arena uno realmente no puede irse a las lunas de Júpiter, porque la mitad ya han sido privatizadas y la otra mitad es una tierra de nadie en la que uno puede morir nada más aterrizar. Curioso planteamiento para un cómic que, por lo demás, resulta un tanto lento en su desarrollo inicial y algo predecible a partir de ahí. Es precisamente esto lo que hace que espere con ilusión contenida el segundo volumen de esta historia, aún sin confirmar por la editorial española (aunque en su país de origen ya van por la tercera entrega).

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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