En compañía todo es mejor. Esta vendría a ser la idea central sobre la que pivotan los tomos siete y ocho de Sexy Cosplay Doll, el manga de Shinichi Fukuda que Panini publica en nuestro país. Marin y Gojo encuentran diferentes estímulos que les invitan a compartir su afición con quienes les rodean.
«¡Casi lloro de la emoción!«
El séptimo volumen se divide, por así decirlo, en tres partes. La primera cierra la trama heredada del tomo anterior, aquella en la que nuestros protagonistas acudían a un karaoke en compañía de algunas amistades y saltaba una pregunta. Bueno, LA PREGUNTA. Claro, Fukuda no nos lo va a poner fácil y busca la manera de escabullirse y atemperar nuevamente las cosas. A fin de cuentas, en el momento en que Gojo y Marin se declaren su mutuo interés romántico, ¿qué quedará? Y con lo bien que está funcionando tanto el manga como el anime, es comprensible que quiera aplazar todo lo posible nuestro deseadísimo clímax final. ¿O alguien cree que la pareja no tendrá un final feliz?
La segunda parte, que vendría a funcionar como una aventura de transición, busca reforzar la distancia autoimpuesta por ellos mismos, pero su relación está en un punto en el que eso es casi una misión imposible. A este respecto, es comprensible que haya quienes empiecen a «desesperarse» ante la falta de un avance real; cuando parece que los personajes dan un paso adelante, algo los detiene otra vez. Y si bien su evolución como personajes individuales es evidente -sobre todo en el caso de Gojo, quien es el pez fuera del agua en esta historia-, como pareja hay un freno cada vez más acusado.
Y de ahí, quizás, la tercera parte del tomo siete y el ocho por completo. El instituto de nuestros protagonistas organiza un festival y entre las diferentes actividades organizadas hay un peculiar concurso de belleza en el que participa Marin como representante de su clase. Cómo no, es la excusa ideal no solo para dar lugar a un nuevo cosplay, sino para involucrar a toda la clase en la preparación del concurso.
Resulta interesante principalmente porque saca -en cierta forma- a Gojo de su zona de confort. Hasta ahora siempre habían sido Marin y él. O puede que con una o dos personas más, pero siempre en grupos manejables o en un ambiente entre iguales (gente aficionada al cosplay). Ahora tiene que trabajar en el nuevo cosplay rodeado por gente ajena al mundillo, hecho que pone a prueba la confianza y autoestima del protagonista, que aprende que abriéndose a los demás todo es más fácil y que muchas de sus inseguridades están solo en su propia imagen distorsionada de sí mismo.
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